lunes, 19 de noviembre de 2012

Lyerka Bonanno: Me contagio...


Lyerka Bonanno (Valencia, Carabobo, 1981)

El poeta Iván Cruz (Ciudad de México, 1980) nos presenta una muy valiosa selección de poetas venezolanos de las últimas promociones, la poesía que se ha escrito durante el gobierno de Hugo Chávez. Asimismo nos ofrece una nota introductoria para acercarnos a esta importante tradición lírica.


Me contagio con tus enfermedades

escucho entre quejas

deseos de mejor vida

tus palabras que se clavan en la culpa

de los errores típicos de mis años



pido colar el café para que descanses

mientras busco en el agua caliente

alguna palabra de consuelo

viernes, 21 de septiembre de 2012

Pablo Neruda: A Rafael Alberti (Puerro de Santa María, España) (*)


Rafael, antes de llegar a España me saliò al camino 
tu poesía, rosa literal, racimo biselado, 
y ella hasta ahora ha sido no para mí un recuerdo, 
sino luz olorosa, emanaciòn de un mundo.

A tu tierra reseca por la crueldad trajiste 
el rocío que el tiempo había olvidado, 
y España despertò contigo en la cintura, 
otra vez coronada de aljòfar matutino.

Recordarás lo que yo traía: sueños despedazados 
por implacables ácidos, permanencias
en aguas desterradas, en silencios 
de donde las raíces amargas emergían 
como palos quemados en el bosque. 
Còmo puedo olvidar, Rafael, aquel tiempo?

A tu país llegué como quien cae
a una luna de piedra, hallando en todas partes
águilas del erial, secas espinas,
pero tu voz allí, marinero, esperaba
para darme la bienvenida y la fragancia
del alhelí, la miel de los frutos marinos.

Y tu poesía estaba en la mesa, desnuda.

Los pinares del Sur, las razas de la uva 
dieron a tu diamante cortado sus resinas, 
y al tocar tan hermosa claridad, mucha sombra 
de la que tiraje al mundo, se deshizo.

Arquitectura hecha en la luz, como los pétalos, 
a través de tus versos de embriagador aroma 
yo vi el agua de antaño, la nieve hereditaria, 
y a ti más que a ninguno debo España. 
Con tus dedos toqué panal y páramo, 
conocí las orillas gastadas por el pueblo 
como por un océano, y las gradas 
en que la poesía fue estrellando 
toda su vestidura de zafiros.

Tú sabes que no enseña sino el hermano. Y en esa
hora no sòlo aquello me enseñaste,
no sòlo la apagada pompa de nuestra estirpe,
sino la rectitud de tu destino,
y cuando una vez más llegò la sangre a España
defendí el patrimonio del pueblo que era mío.

Ya sabes tú, ya sabe todo el mundo estas cosas. 
Yo quiero solamente estar contigo,
y hoy que te falta la mitad de la vida,
tu tierra, a la que tienes más derecho que un árbol,
hoy que de las desdichas de la patria no sòlo
el luto del que amamos, sino tu ausencia cubren
la herencia del olivo que devoran los lobos,
te quiero dar, ay!, si pudiera, hermano grande,
la estrellada alegría que tú me diste entonces.

Entre nosotros dos la poesía
se toca como piel celeste,
y contigo me gusta recoger un racimo,
este pámpano, aquella raíz de las tinieblas.

La envidia que abre puertas en los seres
no pudo abrir tu puerta, ni la mía. Es hermoso
como cuando la còlera del viento
desencadena su vestido afuera
y están el pan, el vino y el fuego con nosotros
dejar que aúlle el vendedor de furia,
dejar que silbe el que pasò entre tus pies,
y levantar la copa llena de ámbar
con todo el rito de la transparencia.
Alguien quiere olvidar que tú eres el primero?
Déjalo que navegue y encontrará tu rostro.
Alguien quiere enterrarnos precipitadamente?
Está bien, pero tiene la obligaciòn del vuelo.

Vendrán, pero quién puede sacudir la cosecha 
que con la mano del otoño fue elevada 
hasta teñir el mundo con el temblor del vino?

Dame esa copa, hermano, y escucha: estoy rodeado
de mi América húmeda y torrencial, a veces
pierdo el silencio, pierdo la corola nocturna,
y me rodea el odio, tal vez nada, el vacío
de un vacío, el crepúsculo
de un perro, de una rana,
y entonces siento que tanta tierra mía nos separe,
y quiero irme a mi casa en que, yo sé, me esperas, 
sòlo para ser buenos como sòlo nosotros 
podemos serlo. No debemos nada.

Y a ti sí que te deben, y es una patria: espera.

Volverás, volveremos. Quiero contigo un día 
en tus riberas ir embriagados de oro 
hacia tus puertos, puertos del Sur que entonces no alcancé.
Me mostrarás el mar donde sardinas
y aceitunas disputan las. arenas,
y aquellos campos con los toros de ojos verdes
que Villalòn (amigo que tampoco
me vino a ver, porque estaba enterrado)
tenía, y los toneles del jerez, catedrales
en cuyos corazones gongorinos
arde el topacio con pálido fuego.

Iremos, Rafael, adonde yace 
aquel que con sus manos y las tuyas 
la cintura de España sostenía.
El muerto que no pudo morir, aquel a quien tú guardas, 
porque sòlo tu existencia lo defiende. 
Allí está Federico, pero hay muchos que, hundidos, enterados,
entre las cordilleras españolas, 
caídos 
injustamente, derramados, 
perdido cereal en las montañas, 
son nuestros, y nosotros estamos en su arcilla.

Tú vives porque siempre fuiste un dios milagroso. 
A nadie más que a ti te buscaron, querían 
devorarte los lobos, romper tu poderío. 
Cada uno quería ser gusano en tu muerte.

Pues bien, se equivocaron. Es tal vez la estructura 
de tu canciòn, intacta transparencia, 
armada decisiòn de tu dulzura,
dureza, fortaleza, delicada, 
la que salvò tu amor para la tierra.

Yo iré contigo para probar el agua 
del Genil, del dominio que me diste, 
a mirar en la plata que navega 
las efigies dormidas que fundaron 
las sílabas azules de tu canto.

Entraremos también en las herrerías; ahora 
el metal de los pueblos allí espera 
nacer en los cuchillos: pasaremos cantando 
junto a las redes rojas que mueve el firmamento. Cuchillos, 
redes, cantos borrarán los dolores. 
Tu pueblo llevará con las manos quemadas 
por la pòlvora, como laurel de las praderas, 
lo que tu amor fue desgranando en la desdicha.

Sí, de nuestros destierros nace la flor, la forma 
de la patria que el pueblo reconquista con truenos, 
y no es un día solo el que elabora 
la miel perdida, la verdad del sueño, 
sino cada raíz que se hace canto 
hasta poblar el mundo con sus hojas. 
Tú estás allí, no hay nada que no mueva 
la luna diamantina que dejaste:

la soledad, el viento en los rincones, 
todo toca tu puro territorio, 
y los últimos muertos, los que caen 
en la prisiòn, leones fusilados, 
y los de las guerrillas, capitanes 
del corazòn, están humedeciendo 
tu propia investidura cristalina, 
tu propio corazòn con sus raíces..

Ha pasado el tiempo desde aquellos días en que compartimos 
dolores que dejaron una herida radiante, 
el caballo de la guerra que con sus herraduras 
atropello la aldea destrozando los vidrios. 
Todo aquello naciò bajo la pòlvora, 
todo aquello te aguarda para elevar la espiga, 
y en ese nacimiento se envolverán de nuevo 
el humo y la ternura de aquellos duros días.

Ancha es la piel de España y en ella tu acicate 
vive como una espada de ilustre empuñadura, 
y no hay olvido, no hay invierno que te borre, 
hermano fulgurante, de los labios del pueblo. 
Así te hablo, olvidando tal vez una palabra, 
contestando al fin cartas que no recuerdas 
y que cuando los climas del Este me cubrieron 
como aroma escarlata, llegaron 
hasta mi soledad.
Que tu frente dorada 
encuentre en esta carta un día de otro tiempo, 
y otro tiempo de un día que vendrá.
Me despido 
hoy, 1948, dieciséis de diciembre,
en algún punto de América en que canto.
__________
(*) De la obra 'Canto general', capítulo 'Los ríos del canto'

viernes, 28 de octubre de 2011

Euskadi, ETA: recuerdos personales (y 10)


A los pocos años me fui de Euskadi. No porque tuviera nada contra los vascos. Conocí algunos. No muchos. No tengo nada contra los vascos. Ni contra los abertzales. Conocí algunos. No muchos. Por no tener animadversión, ni la tenía contra ETA. Eso si, su ideología no me gustaba. Sus métodos... bueno... sus métodos menos. Me marché por nostalgia. Los jardines de Irún llegaron a aparecerme como los prados de mi pueblo. Me hacía viejo. ¡La vida!

Repito, por nostalgia. Y no por su opción armada. Pues la Historia nos enseña que han cogido las armas todos: el PSOE, en el 36, defendió la República fusil en mano; y el Partido Comunista de España, igual; y los anarquistas idem de lienzo... ¿Y que podemos decir del PP?: sus mayores tomaron las armas para derribar la República. La lucha armada no la descarta nadie. Nadie. A mi no me engañan con esa cantinela de la no violencia.

No, no era por eso. Creía y creo, simplemente, que su lucha no es la mía. Nada mas. Y para mas inri la deriva criminal posterior: se ha ganado, a pulso, el odio de buena parte del pueblo español. Eso de socializar el dolor, ¡no! ¡Machácate tu los huevos! O si no sabes cómo conseguir tus objetivos, vete a casa hijo puta, pero no la pagues con los demás, que no tienen culpa de tus errores. 

Por otra parte, la mayor parte de las veces, a partir de lo de Hipercor, sus acciones solo servían a la mas negra reacción, al mas intolerante españolismo, reverdecían a la derecha mas extrema. Alentaban al PP.

No era ya aquella ETA de la que decía Bergamín que obedecía a su pueblo, como el pájaro obedece al viento. Se había creído dueña del firmamento y volaba por donde le daba la gana.

De modo que por eso, porque sus atentados le servían de alimento a la reacción, ahora que ETA ha declarado el cese definitivo de sus actividades armadas, esos sectores reaccionarios, derechistas, fascistas, nazis... no hacen mas que ladrar. No le gusta nada su decisión.

El colofón de su degradación moral fue, todos lo sentimos arrugados los corazones, el asesinato de Miguel Angel Blanco. Yo estaba en Almería. De vacaciones. Hasta allí llegó ETA

Viendo las manifestaciones para salvar la vida de ese joven me emocionaba recordando un 27 de septiembre de 1975 que, con el alma en vilo, esperábamos el perdón del Estado Franquista para esos luchadores por la libertad y contra el fascismo. No llegó el perdón del franquismo. ni el de ETA. Los 5 del 75 fueron asesinados y Miguel Angel Blanco también.
---
Ese verano de 1997. En Almería. Viendo las manis de repulsa a ETA y oyendo los gritos de ¡Libertad! ¡Libertad!, pensé que allí no estaba todo el pueblo vasco. Faltaba una parte. Una parte que no tenía el valor moral de salir a la calle para  gritar por dos cosas: contra el asesinato que repudiaban y por sus reivindicaciones nacionales. 

No tenían valor, porque la organización que habían adorado -esa ETA, que en versos de Bergamín, obedecía a su pueblo como el ave al viento- estaba cometiendo un crimen. Y se quedó en casa. Si hubiera estado el pueblo vasco en conjunto se hubiera gritado ¡Libertad! y ¡Askatasuna! indistintamente. 

Empero solo se oía ¡Libertad!. Y no es lo mismo Libertad que Askatasuna. Aunque pueda parecerlo. Significan cosas distintas. Y ese problema está aun por resolver. Aunque ETA haya dejado las armas. 

Y si no... el tiempo nos lo dirá.

FIN

Euskadi, ETA: recuerdos personales (9)


Tres recordatorios y... 'pa' casa:

1. Irún. Reunión de partidos. En los bajos de una institución bancaria. Se discuten varios asuntos. Le pregunto a una amiga que estaba al lado:

-Oye, ¿que hace ese aquí? ¿no es un ladrón? ¿no ha estado en la cárcel?

-Pero... no lo sabes. Dicen que es de ETA. Y que como es muy simpático se infiltró entre círculos policiales e involucró a dos o tres guardias civiles a robar en una peletería. Al parecer no era mas que para obtener información.

-¡Ah!

Se me quedó cara de tonto.

2. Donostia. Fui a Radio Euskadi. A pedirle un poema a Felipe Juaristi. Este poeta, al que conocí en Azcoitia, trabajaba entonces en esa radio. Esperé un ratillo. La secretaria me mira. Me pregunta que si quiero que vuelva a llamar a Felipe. En ese momento sale de su despacho y me comunica, todo compungido, que acaban de matar a Yoyes. Yo, la verdad, ahora puedo decirlo, no sabía quien era Yoyes. Ni que importancia pudiera tener su muerte. 

Era un ignorante políticamente hablando. No leía un solo periódico fuera del de mi partido. Era un sectario en el mas estricto sentido de la palabra. Solo leía lo que querían que me dijeran. Pero él, Felipe Juaristi, si leía. Era periodista. Hecho en Madrid. Él si conocía la actualidad. Estaba al tanto de los acontecimientos. Y era euskaldun. De modo que sabía de la tremenda ruptura que ese hecho suponía entre las filas abertzales. Y dentro del mismo pueblo vasco. Supongo que hasta su propia familia sería conmovida por la noticia. Su hermano, creo acordarme, era de EE. Luego, muy probablemente, militaría en ETA. No lo sé. Me lo supongo. 

Hablé con él un rato. En Azcoitia llegamos a ser amigos. No he cultivado esa amistad. Como todos los tímidos soy muy orgulloso y si a mi no me llaman yo tampoco lo hago. 

Aparte de estas desnudeces desvergonzadas, lo cierto es que, a mi, la muerte de Yoyes me dejó frío. Lo que yo quería, al ir a Radio Euskadi, era conseguir ese poema de Juaristi y otro de Pello Martín Zabaleta que también trabajaba allí. Y todo para hacer una antología poética de homenaje a las víctimas del franquismo. Me lo había encomendado el Partido. Mi Partido. Y eso... era sagrado. Las demás víctimas me daban igual. Por tanto: un sectario. Lo reconozco. 

3. Donostia. Subterráneo de Atocha. Pocos días después del atentado de ETA de Hipercor. Vendiendo 'Vanguardia Obrera' 'Organo del Comité Central del partido Comunista de España (maxista-leninista)'. Así lo vendía. A voz en grito. Nos poníamos allí con una mesa, Todos los sábados. Ese sábado gritaba, no se me olvida: 

-¡Atentado parafascista de ETA! -ese era el títular de portada.

Nosotros éramos, como partido, un poco sectarios. Aunque teníamos una virtud: no nos achantábamos ante nadie. Fuera el que fuese. Muchas veces militantes de CCOO o de UGT nos decían al pasar:

-No, no quiero 'Vanguardia Obrera', muchas gracias. ¿Para qué comprártelo, si siempre nos ponéis a parir?

Y, claro, gritando eso de '¡Atentado parafascista de ETA en Hipercor!', ni los abertzales se acercaban. Pero era la pura verdad.

seguirá >>>

Euskadi, ETA: recuerdos personales (8)


Y en Irún también estaba ETA. Su actuación. Recuerdo que poco tiempo llevaba en Irún cuando la prensa recogió el asesinato a tiros de tres personas. En un solo atentado. En Azcoitia. Le llamé a un amigo de allí. Ahora no recuerdo si a Meño o a Marín (a los que no he vuelto ver) Eran obreros. Militantes de Movimiento Comunista (MC) Hijos de extremeños. Pero integrados. Y hablando o entendiendo el euskera perfectamente. El que fuera de los dos me informó de quienes eran los difuntos. Y me recordó el paseillo que hacía la gente de Azcoitia cuando paseaban por la Calle Mayor

A ver, me explico: el paseillo es apartarse al paso de alguien; bueno, pues yo observé, una vez, paseando por la Calle Mayor, ese movimiento de la gente; extraño para mi; si lo hacían a tres personas; tres hombres; y le pregunté a los que me acompañaban en el paseo la causa; creo recordar que dijeron que esos tres individuos eran poco queridos; que tenían una ideología de la extrema derecha; chivatos de la Guardia Civil; que por su causa, por su culpa, muchos habían sido detenidos y torturados. 

El que me informó por teléfono dijo que, a esos, eran a los que habían matado. Por mas que me esforcé en recordar no vinieron a mi sus caras. Nunca los había tratado. Pero me afectó:

-¡Joder! Tres muertos de un golpe. Era demasiado.
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Otro caso, este hasta gracioso, fue lo que se comentaba, por Irún, del hijo del gobernador civil de Guipuzcoa, José Ramón Goñi Tirapu. Este miembro destacado del PSE (PSOE), en su tiempo, había vivido en Irún. Allí se casó (o eso creo) Allí fue concejal. Allí tuvo un hijo. Luego, según se comentaba, se separó de la mujer. Pero los fines de semana se llevaba a su hijo con él. 

Se decía del hijo que era miembro de Jarrai (juventudes de ETA) y que el padre lo llevaba a Intxaurrondo, sin saber nada de la ideología de su hijo, al cuartel de la Benemérita. Y allí, padre e hijo, se adiestraban en el manejo de armas. El gobernador, de autodefensa. Por si acaso. El hijo, por si acaso, para ETA. Y el progenitor sin enterarse de lo que era su hijo... Al menos de puertas afuera. Se contaba todo ello riéndose. 

No sé que de cierto habría en esas habladurías. Pero que, en una redada de la policía, el hijo del Señor Gobernador Civil, huyó a Francia porque militaba en ETA, eso no hay quien lo niegue. Recuerdo que, estando yo ya fuera de Euskadi, en la televisión (no sé en cual) una periodista -me suena Nieves Herrero- entrevistó al señor Goñi Tirapu (no la vi, no tenía televisión) y le hizo esa pregunta: de si sabía algo de la militancia de su hijo. Diría que no. Posiblemente. Pero en Irún era del dominio público. Al menos entre los militantes de izquierda. 

seguirá>>>

Euskadi, ETA: recuerdos personales (7)


En Azcoitia se celebró una asamblea. Era un viernes. Al principio de la llamada Democracia. Quizás 1976. Se leyó una carta de Txomin Goñi Tirapu, enseñante que daba clases en la localidad, donde decía que había tenido que huir de la policía acusado de ser del FRAP. La asamblea se solidarizó con él y reivindicó la salida de la cárcel de tres vascos encarcelados: Apala. Larena y Chivite. Los dos primeros de ETA, y el otro del PCE (m-l) y FRAP. Eran vascos los tres. Se aprobó esa demanda para los tres. A  la mañana siguiente, sábado, empieza la manifestación. La pancarta de la cabecera reza: 'Apala, Larena, askatu'. Solo dos. Y se grita eso: '¡Apala, Larena, askatu!' o '¡Chivite askatu!', pero por separado. Entonces un hombre alto, fornido, de incipiente barriga, manos encallecidas, albañil, del PNV para mas señas, me dice:

-No, maisua (maestro en euskera), esto no es así. Ayer, en la asamblea, se aprobó la petición de libertad para los tres sin distinción. Los tres son vascos. ¿No, maisua?

Y con su vozarrón gritó:

-¡Apala, Larena, Chivite, askatu!

Y ya, hasta que acabó la mani, siempre se corearon estos tres nombres en una misma consigna. 

Me sorprendió este peneuvista.

El hecho indica lo poco abiertos, generosos, o 'abertzales', que fueron estos 'abertzlales' (valga la intencionada redundancia) azcoitiarras que organizaron el acto. Muy distintos a los que militaban por Ortuella o Gallarta. Lo digo, pues, por entonces, viajé a esa zona minera de Vizcaya. Y allí, en altas torretas o gruas, con el grave peligro que conlleva colocarlas, colgaban pancartas reclamando la libertad de los tres. Aunque creo que esas pancartas señalaban algo más: que esa parte de Euskadi es distinta a la otra. Euskadi no es solo una sino varias.
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En Cestona otro militante del PNV me sorprendió por algo muy distinto. También era albañil. No tan alto, fuerte y barrigón como el de Azcoitia. Hablábamos de la República y de la Guerra Civil de 1936/39 y me dijo que era rojo, republicano:

-¿O sea que usted es republicano, rojo, de izquierdas?... Como yo.

-Bueno, si, soy rojo. Como usted. Y republicano... pero de derechas, pues soy del PNV. 
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De Azcoitia pedí el traslado a Irún. Allí, a la vera del mar, los ojos se estrellaban menos con las montañas. Podían recrearse un poco mas en las distancias. Y es que, para uno acostumbrado a la llanura de Castilla, el hecho de salir a pasear en Cestona o Azcoitia, y extender la vista, teniendo un obstáculo insalvable, las montañas, no molaba. Es cierto que las laderas siempre verdes me atraían. El paisaje cubierto de bosques de pinos, de helechos y otras plantas, me maravillaba en un primer momento. Ese momento duraba uno pocos días. Luego me cansaba y deseaba de todo corazón que esas laderas desaparecieran de una vez. Los paseos eran un sufrimiento de laderas puestas ahí como paredes de una celda que te impiden ensanchar la vista. Para un castellano. 

En fin... algo parecido, pero al revés, le occurre a un vasco en Castilla... Se ahoga. Lo sé. Me lo han dicho ellos mismos.

seguirá>>>

jueves, 27 de octubre de 2011

Euskadi, ETA: recuerdos personales (6)


En Azcoitia estuvo de alcalde, Juan Ignacio de Uría Epelde.  Personaje que hizo sus estudios de bachillerato y universitarios de Derecho por libre. Amplió luego conocimientos en el extranjero. Su esposa era una farmacéutica, que tenía una farmacia en la Calle Mayor. Si mal no recuerdo. Presidente de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Preocupado especialmente, según leemos por ahí, por temas de la cultura vasca y de la cuestión regional. Pertenecía al grupo de alcaldes vascos llamado Vergara. Especializado en Derecho Foral. Dictó numerosas conferencias sobre temas de historia y cultura vasca. Senador por designación real. ¡Casi nada! Hombre vestido impecablemente. Bien parecido.  Tieso. Pañuelo al cuello, cual chulo de barrio. Político independiente... relativamente hablando. Este azcoitiarra, tan rabiosamente independiente, parece ser que aceptó la designación de alcalde animado por Fraga Iribarne. Algo le daría a cambio, digo yo. 

A lo que voy: una vez, en un pleno del consistorio, informaba de una reunión que habían tenido numerosos alcaldes. El PNV debió de tocar a rebato y sus seguidores (su influencia era mucha) acudieron a oir al señor Uría. La plaza se llenó. Escuchaba el gentío al señor alcalde. En esto que, al mando de un guardia civil pequeñito, medio rubio, de mirada atravesada, que estaba a la sazón destinado en Azcoitia, aparecen polis por todas partes sacudiendo leña a los vecinos y vecinas congregadas. La gente huye, corre, vuela, se desperdiga por donde puede... en un instante. La plaza está vacía. Pero los micrófonos siguen puestos para que se oiga al Alkate Jauna y el micro transmite las palabras del insigne senador por designación real y alcalde de su pueblo por obra y gracia del Fraga:

-¡Geldi, geldi! Ez mobitu! (¡Quietos, quietos, no os movais! creo que es la traducción al castellano) -transmiten los micrófonos.

Yo lo oía desde mi casa. Al lado del Ayuntamiento. Palabras claras, insignes, rotundas, firmes, de un lider a una plaza vacía, recomendando a la gente (él les recomienda) que no se muevan ante la carga policial. Los dirigentes de las Sociedades Basconcagas de Amigos del País tenían o tienen su propia consigna ideológica espiritual: 'Todo para el pueblo pero sin el pueblo'.
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Y siguiendo ese parecido proceder actuaban algunos empresarios (no sé cuantos) Un ejemplo: conocía, un servidor de ustedes, a un chico nacido en Palencia. En Guardo. En la zona minera. Llevaba ya muchos años en Azcoitia. Hablaba perfectamente el euskera. Estaba integrado. Un castellano totalmente integrado en la sociedad vasco hablante. Una mañana lo vi paseando por la calle a la hora del trabajo. Habían convocado huelga general en protesta por la muerte de un etarra. Nosotros, en la escuela, también hicimos huelga. Le pregunto:

-¿Estás de huelga?

-Según se mire.

-Eso no lo entiendo. Ahora me lo explicas. Pero antes, cuéntame, ¿no se ha resistido ninguno a hacerla?, ¿cómo ha salido la votación en la asamblea?

-¿Asamblea? ¿Votación? Nada de eso. Hemos llegado al curro. Y el patrón ha dicho: hoy no trabaja nadie. Hay que responder con claridad ante esta muerte. Todos a la calle. Y hemos salido sin rechistar. El jefe le tiene simpatía a ETA. Suponemos que le pagará el 'impuesto revolucionario' con gusto. Aquí hay muchos de esos. ¿Qué te creías? Y te digo 'según se mire' porque no ha contado con mi opinión. Y no es que yo esté en contra de responder a la represión franquista. No. 

Parecido a lema de las Sociedades Bascongadas: todo para mi pueblo, el pueblo vasco. Pero aquí hablo y mando yo.
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O la actuación de ETA en el llamado Proceso de Burgos. Así lo veo yo. El pueblo se rebeló contra ese proceso. Los obreros hicieron huelga. Todo Euskadi se paró. En Cestona también. Estando en la hora del recreo pasó una manifestación por allí. Y los niños gritaban:

-¡La huelga, la huelga!

Se referían a la mani. Pero los gritos de los niños indicaban que sabían que sus padres iban a ir a la huelga. Los que no estábamos enterados éramos nosotros, los maestros. Por la noche se reunió el pueblo en la plaza. Nos invitaron. Antes mi compañero Joaquín y yo fuimos a cenar. Lo hicimos apresuradamente. Para agregarnos al resto del pueblo en la plaza. Mas cuando llegamos no había nadie. Extrañados, miramos al lado y a otro. Desde una esquina un vecino nos llamó:

-Tengan cuidado. En los soportales del ayuntamiento hay guardias civiles armados hasta los dientes.

-¿Qué ha pasado que todo está vacío?

-Han llegado por todas las calles guardias civiles dando hostias a diestro y siniestro. La gente a huído refugiándose en sus casas.

Y este vecino nos llevó a donde estaban otros. Entre ellos el dueño del Bar Coyote. No se me ha olvidado. Azuzaban a los civiles con insultos:

-¡Mercenarios! ¡Vendidos! ¡Criminales!

A estos insultos los guardias civiles asomaban la cabeza y enseñaban la metralleta apuntándola hacia donde estábamos. Pero no disparaban. 

-No se preocupen. Si vienen los guardias, corremos por esta calleja abajo que da al río. Ellos no conocen esta parte y no se van a aventurar a una emboscada -nos dicen como si adivinaran nuestra inquietud.

-Pero, ¿por qué ocuparse por unos pocos guardias civiles?

-No se engañen. Si los mantenemos aquí a estos, por pocos que sean, no van a otros sitios mas importantes como Bilbao, Donosti, Mondragón, Rentería...

Eso es lo que se llama saber lo que estaban haciendo. Ver la perspectiva. Tener conciencia política clara. Verdaderos dirigentes anónimos. 

Bueno, el pueblo concienciado y la dirección del movimiento en sus manos. Pero ETA tenía otros planes. Se le iluminó el cerebro y secuestró al consul de Alemania en Donosti Eugen Beihl Schaeffer. Y claro, los obreros volvieron al trabajo. ¿Para qué seguir en el paro si ETA hacía lo que le salía de los cojones? 

ETA seguía el mismo principio ilustrado que los Bascongados: 'todo para el pueblo, pero sin el pueblo'.

seguirá >>>