Tres recordatorios y... 'pa' casa:
1. Irún. Reunión de partidos. En los bajos de una institución bancaria. Se discuten varios asuntos. Le pregunto a una amiga que estaba al lado:
-Oye, ¿que hace ese aquí? ¿no es un ladrón? ¿no ha estado en la cárcel?
-Pero... no lo sabes. Dicen que es de ETA. Y que como es muy simpático se infiltró entre círculos policiales e involucró a dos o tres guardias civiles a robar en una peletería. Al parecer no era mas que para obtener información.
-¡Ah!
Se me quedó cara de tonto.
2. Donostia. Fui a Radio Euskadi. A pedirle un poema a Felipe Juaristi. Este poeta, al que conocí en Azcoitia, trabajaba entonces en esa radio. Esperé un ratillo. La secretaria me mira. Me pregunta que si quiero que vuelva a llamar a Felipe. En ese momento sale de su despacho y me comunica, todo compungido, que acaban de matar a Yoyes. Yo, la verdad, ahora puedo decirlo, no sabía quien era Yoyes. Ni que importancia pudiera tener su muerte.
Era un ignorante políticamente hablando. No leía un solo periódico fuera del de mi partido. Era un sectario en el mas estricto sentido de la palabra. Solo leía lo que querían que me dijeran. Pero él, Felipe Juaristi, si leía. Era periodista. Hecho en Madrid. Él si conocía la actualidad. Estaba al tanto de los acontecimientos. Y era euskaldun. De modo que sabía de la tremenda ruptura que ese hecho suponía entre las filas abertzales. Y dentro del mismo pueblo vasco. Supongo que hasta su propia familia sería conmovida por la noticia. Su hermano, creo acordarme, era de EE. Luego, muy probablemente, militaría en ETA. No lo sé. Me lo supongo.
Hablé con él un rato. En Azcoitia llegamos a ser amigos. No he cultivado esa amistad. Como todos los tímidos soy muy orgulloso y si a mi no me llaman yo tampoco lo hago.
Aparte de estas desnudeces desvergonzadas, lo cierto es que, a mi, la muerte de Yoyes me dejó frío. Lo que yo quería, al ir a Radio Euskadi, era conseguir ese poema de Juaristi y otro de Pello Martín Zabaleta que también trabajaba allí. Y todo para hacer una antología poética de homenaje a las víctimas del franquismo. Me lo había encomendado el Partido. Mi Partido. Y eso... era sagrado. Las demás víctimas me daban igual. Por tanto: un sectario. Lo reconozco.
3. Donostia. Subterráneo de Atocha. Pocos días después del atentado de ETA de Hipercor. Vendiendo 'Vanguardia Obrera' 'Organo del Comité Central del partido Comunista de España (maxista-leninista)'. Así lo vendía. A voz en grito. Nos poníamos allí con una mesa, Todos los sábados. Ese sábado gritaba, no se me olvida:
-¡Atentado parafascista de ETA! -ese era el títular de portada.
Nosotros éramos, como partido, un poco sectarios. Aunque teníamos una virtud: no nos achantábamos ante nadie. Fuera el que fuese. Muchas veces militantes de CCOO o de UGT nos decían al pasar:
-No, no quiero 'Vanguardia Obrera', muchas gracias. ¿Para qué comprártelo, si siempre nos ponéis a parir?
Y, claro, gritando eso de '¡Atentado parafascista de ETA en Hipercor!', ni los abertzales se acercaban. Pero era la pura verdad.
seguirá >>>
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