El tiempo ha labrado mi frente y desgastado mis dientes.
Mis años caen como hojas
de otoño.
El olor de su ceniza me invade.
El crepúsculo sombrío despunta por el horizonte de mi vida.
Pronto vendrá tal vez la noche gris,
y ya no existiré, y eso será
como si nunca hubiera vivido.
Mi profundo pensamiento no volará más por encima
del apagado Universo.
¡Ay, la nada nunca olvida
tender su velo!
Charles Nokan (Zégua Nokan)
(Traducción de Rogelio Martínez Furé)