miércoles, 19 de diciembre de 2007

Gabriel Celaya: Lo que faltaba

A Garcilaso de la Vega

Si de mi baja lira prosaista
surgiera, no mi voz, sino mi España
verías como vibras en su entraña
pese a tanto cantor garcilasista.

Estamos con las armas en la mano,
buscando un nuevo ritmo, fiel contraste.
Estamos como tú nos enseñaste,
luchando por lo nuevo y por lo sano.

Por eso te saludo y te prometo
que daré, como tú, cauce a la Historia:
porque eres en mi, vida, no memoria,
e impulso a la aventura, no soneto.

Gabriel Celaya

lunes, 10 de diciembre de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Sobre el influjo de la naturaleza en el libro de Urbano Blanco Cea

Por José Mª Amigo Zamorano

Nos atrevimos a calificar a Urbano Blanco Cea, que acaba de publicar el poemario titulado 'El Alijar jara en flor', como emigrante en Madrid donde trabaja, por lo que trasluce la lectura de su libro.
Ya el sólo título nos orienta para adentrarnos en los recovecos de su almario, compuesto de recuerdos de la tierra que le viera nacer: su pueblo. Y máss que las gentes, la naturaleza y sus habitantes: flores, árboles, pájaros...
Eso ha llenado su ser y lo ha convertido en poesía con su olor a pino, a jara que, antaño, embriagaran a Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso (o eso supone el poeta Urbano) Para los que no estén al tanto de estos pormenores poéticos, sepan que los poetas Dámaso Alonso y sobre todo Vicente Aleixandre, se iniciaron a la poesía por estos lugares allá por el año 1917.
Una parte, un fragmento del libro de Urbano (porque toca temas muy diversos) está colmado de referencias a ese mundo que nos rodea (la naturaleza) que nos marca de niños y que luego, ya adultos,, cuando nuestro espíritu se llena de otras imábenes, vamos arrumbándolo, e incluso nos distanciamos de él, sin darnos cuenta que somos naturaleza y sigue influyéndonos fundamentalmente, aunque parezca que está en segundo plano. .
Pero en esa niñez que hemos citado se va moldeando nustra escultura poética: árboles nevados, vuelo de golondrinas y vencejos, besos de lluvia, piedras convertidas en oro por el sol... Es el tiempo en que el murmullo del agua al caminar por el cauce del riachuelo nos hace escucharlo con arrebatada pasión (o eso creemos cuando somos maduros) que no se nos va del todo. El poeta navero ama todo eso y lo dice en un poema de dos versos: "más que quienes nos suponen/somos lo que amamos".
Por supuesto, lo que ama no está en las calles de Madrid abarrotada de coches, de luces, de ruidos, de trajines, de humos... está al amanecer "cuando nacen los colores", cuando el alba toca con su varita de mágica luz y resucita todo ese mundo que recordábamos antes: escarchas, rocíos, trinos, pinos, jaras... Colores que Madrid no guarda. El poeta, en la urbe, se convierte en avecilla: "se me ha escapado un pájaro del nido de los anhelos olvidados". Y vuela al campo a recobrar esos anhelos. No es que Urbano lo escriba así. Es una licencia que nosotros nos tomamos.
Desde que nosotros saludamos su primer libro, el poeta ha madurado adquiriendo un estilo propio. Sin embargo, el poso machadiano sigue y, suponemos, seguirá siempre en su almario urbaniano, dado que sus amores hacia el campo castellano, hacia Las Navas, hacia su pueblo, lo une a la concepción de Castilla que Machado tenía y se refleja en uno de los poemas más largos dedicado a ella. Esa Castilla que se va muriendo abandonada por sus hijos y los que se quedan "dormitan al calor de la lumbre", recordando tiempos jóvenes, recordando la faz pedregosa, las espigas, la primavera que anuncian los amendros en flor...
Son, como dice el poeta "El beso de lluvia que cava/en el fondo de mi pozo seco".
Mas con toda esa muerte anunciada, presentida, o quizás por eso, el poeta que es Urbano Blanco Cea declara como una condición testamentaria: "Llevadme al campo cuando ya no vea/cuando esté cansado y no pueda andar".
Castilla, escribe en el poema que le dedica, "te amo con la misma mansedumbre", lo que nos hace recordar el poema ya mencionado: "Mas que quienes nos suponen / somos lo que amamos". Amén.

martes, 6 de noviembre de 2007

Charles Nokan: 'El tiempo ha labrado'

El tiempo ha labrado mi frente y desgastado mis dientes.
Mis años caen como hojas
de otoño.
El olor de su ceniza me invade.
El crepúsculo sombrío despunta por el horizonte de mi vida.
Pronto vendrá tal vez la noche gris,
y ya no existiré, y eso será
como si nunca hubiera vivido.
Mi profundo pensamiento no volará más por encima
del apagado Universo.
¡Ay, la nada nunca olvida
tender su velo!

Charles Nokan (Zégua Nokan)
(Traducción de Rogelio Martínez Furé)

martes, 16 de octubre de 2007

Libros: El fuego de los orígenes

La historia de la evolución de África atrapada entre la tradición y la modernidad como transfondo de la historia de Mandala Mankuntu, joven negro de ojos verdes que no se contenta con ser el mejor cazador y forjador, sino fetiche y médico. Huye a la ciudad y después de participar en la II Guerra Mundial se alía a los independentistas y desengañado vuelve a su aldea y los suyos reniegan de él.

Autor: Emmanuel Dongola
Editorial: Alcor

jueves, 6 de septiembre de 2007

Nordin Tidafi: 'Sol de mi Tierra' (6)

Gárdaia

Paz Sobre Cabo Matifu, de luz dichosa, como un silex olvidado.

Paz sobre Gárdaia remota, ronca en su exilio.

Paz sobre Cherchel dispersa, a la hora de los polvorines.

Paz sobre los montes de Djra, temblores y glorias asociados.

Paz sobre el furioso galope, en el rodeo de Morsot.

Paz sobre el alba salvaje de Guérgur, hacia los ilustres algarrobos.

Paz sobre los altos de Bibáns, apasionados de silencio y climas.

Paz sobre las noches urbanas, al borde de los rencores del día.


Ellos son la vida de todas las vidas.


Nordín Tidafi


(De la antología 'Diwan africano. Poetas de expresión francesa'. Selección, prólogo y notas de Rogelio Martínez Furé. Editorial Arte y Literatura 1988. Palacio del Segundo Cabo O'Reilly número 4, Habana Vieja. Ciudad de La Habana, Cuba)

martes, 28 de agosto de 2007

Un pájaro sin color y sin nombre

Un pájaro sin color y sin nombre
ha replegado sus alas
y herido el único ojo del cielo.

Se posa en un árbol sin tronco
todo hojas
que ningún viento estremece
y del que no se cogen los frutos, con los ojos abiertos.


¿Qué incuba?
Cuando reinicie su vuelo,
son gallos los que saldrán,
gallos de todas las aldeas
que habrán vencido y dispersado
a los que cantan en los sueños
y se alimentan de astros.

Jean-Joseph Rabearivelo
(Del libro de poemas 'Traduit de la nuit'. Copiado del libro 'Diwan africano, poetas de expresión francesas'. Selección, prólogo y notas de Rogelio Martínez Furé. Editorial Arte y Literatura, Palacio del Segundo Cabo O'Reilly Nº 4, La Habana Vieja, Ciudad de la Habana (Cuba), 1988)

miércoles, 22 de agosto de 2007

Amigo Zamorano: Corrida del Gallo, Añacea del Gallo

Corrida del Gallo, Añacea del Gallo en Guarrate (Zamora)
Por José Mª Amigo Zamorano

La así denominada ‘Corrida del Gallo’ o ‘Fiesta del Gallo’ es digna de ser estudiada por esos que indagan en las tradiciones y costumbres de los pueblos, al estilo de antropólogos como el inglés Bronislav Kasper Malinowski o el español o como Julio Caro Baroja y otros. Ahora, más urgente porque está desapareciendo, obligada por la disminución alarmante de comunidades campesinas en el mundo entero.Siempre nos ha obsesionado este festejo de algunos pueblos de la provincia de Zamora (España) que, creemos, es como una preparación o introducción al mundo adulto. Pareciéndonos, quizás nos confundamos, a ceremonias iniciáticas semejantes a las que se celebran en numerosas aldeas africanas rodeándose de ritos secretos, o semisecretos, y algunos dolorosos o sangrientos: recordamos la extirpación del clítoris en las niñas que terminan la pubertad. Aquí ya ha perdido esa aureola secreta, misteriosa, pero guarda un cierto sabor añejo a sangre.

Nosotros, como puede leerse, la hemos rebautizado con una palabra en desuso ‘Añacea’ para darle más antigüedad al asunto: en vez de ‘corrida’ o ‘fiesta’, añacea.Si no nos falla la memoria creemos recordar que se celebra o celebraba en invierno, apellidándola ‘del gallo’ por ser un elemento primordial de la ceremonia al que todos miran, del que todos hablan y al que todos se dirigen, no en vano anuncia el pronto amanecer con su kikirikí, la apertura de un nuevo día y el fin de las tinieblas donde se fraguan las más tremendas canalladas. Lo llevan a las afueras del pueblo. Y, atado por las patas, lo cuelgan de una cuerda que une dos vigas colocadas a ambos lados de un camino cualquiera. Hacia allá se encaminan, a la caída de la tarde invernal, los habitantes de la comunidad. Luego acuden los quintos. Todos los de la quinta de ese año. Lo hacen a caballo, vestidos de militares y con espada al cinto.

La fiesta, en si, comienza cuando el capitán (el mayor de los jóvenes que entran en quinta) presenta, a los espectadores, desde su caballo, al resto de compañeros. Lo hace en verso. A veces son solo ripios. Pero eso, es lo de menos. Luego de terminada la presentación, le pide a la orquesta (la orquesta son unos pocos músicos que se colocan al lado del camino) que interpreten una pieza mientras ellos cabalgan un buen trecho. De regreso de la primera cabalgada, uno tras otro, los componentes de la quintada, todos a caballo y con espada al cinto, van recitando unas composiciones poéticas llamadas ‘Relaciones’.

(Por cierto, así nombra su Martín Fierro el poeta argentino José Hernández: “Y atiendan la relación / que hace un gaucho perseguido, / que padre y marido ha sido / empeñoso y diligente, / y sin embargo la gente / lo tiene por un bandido”)

El último en declamar su ‘relación’ es el capitán.
La forma de estas ‘relaciones’ se ajusta a cánones predeterminados: en primer lugar enumera (hace una relación) la vida del mozo que, este, quiere destacar, reparte el gallo en trozos, simbólicamente, pues sigue vivito y coleando en la cuerda a pesar de los intentos de cortarle el cuello con las espadas que los caballistas no saben manejar. En el reparto, las partes mejores se la llevan la madre, el padre y la novia (si la tiene): el corazón (generalmente para la madre), los muslos (al padre)...; y las partes peores las personas más detestadas: patas, tripas, plumas...

Las composiciones serán mejores o peores dependiendo del bardo que las escriba. Porque hay o había ciertos campesinos a los que se les daba muy bien eso de componer coplas, tanto que muchos acudían, de varios pueblos a la redonda, para solicitar de sus servicios poéticos.

Si a pesar de la escasa natalidad ha pervivido esta tradicional justa poético caballeresca, se debe a la incorporación de la mujer a la Fiesta del Gallo, a la Corrida del Gallo. Y es que, en este terreno como en otros, la mujer ha metido la cabeza para no volverla a sacar. Se venían de los más alejados núcleos de población hasta el pueblo de sus padres para participar en este festejo de origen iniciático. Con todo, hay que decirlo, el creciente abandono del campo es continuo y hay años que no se puede realizar esta celebración porque solo hay uno o nadie... Por eso decimos que es urgente que se recojan en libros estas fiestas... Que se publique en mayor número de ‘relaciones’... Hurgar en la memoria de las gentes... A lo mejor ya se ha hecho... Nosotros lo ignoramos...
En otro post se pondrá una relación hecha por nosotros.
Del texto: José María Amigo Zamorano


Tomado de: http://senocri.blogcindario.com/2007/08/00065-corrida-del-gallo-fiesta-o-anacea-del-gallo.html

martes, 7 de agosto de 2007

José Mª Amigo Zamorano: De Bienestares, Felicidades y Armonías

Tal vez lo que mejor defina el libro que vamos a comentar es que los cambios cuantitativos conducen a transformaciones cualitativas. Al fin y al cabo es lo que nos viene a contar Concha Barbero de Dompablo. La cual, en su libro, Palabras para el Bienestar (Un camino hacia la armonía y la plenitud vital), que así se rotula el viaje emprendido hacia ese estado de felicidad, por la autora. Lo inicia con la pregunta "¿Eres feliz?". Una interrogación necesaria que indica de manera transparente, sin engaños, sin subterfugios, que si la respuesta es afirmativa no es necesario adentrarse en las procelosas aguas de su trayectoria. En cambio, si la respuesta que se da es negativa, adquieren relevancia las Palabras para el Bienestar que han de conducir, irremediablemente, al capítulo último: "Vives el ahora. Te encuentras con tu ser".

Pero, que nadie se llame a engaño con eso de utilizar el vocablo 'Palabra', pues no se trata de un hablar por hablar, pura palabrería, no; es, en realidad, la experiencia de la autora con el fin de llenar de contenido su vacío... aunque 'vacío', para ser exactos, no es la palabra adecuada... mas bien de llenarse de otra manera, porque, en puridad, nadie está vacío absolutamente; nadie, nunca, está en pura cáscara...

En fin, lo que la autora necesita es un cambio, un cambio de personalidad, para una transformación, si cabe, del mundo: un mundo que no le gusta y nos lo repite varias veces. Empero que algun@s no se pongan en guardia, a la defensiva, su experiencia vital no va en la dirección de poner patas arriba la estructura y superestructura de la sociedad en la que viven... tan a gustito, no: en absoluto; aunque, bien mirado, si se consigue acceder a ese estadio, el mundo marcharía mucho mejor.

Para esa transformación de ella, de Concha Barbero, es imprescindible arribar a un conocimiento cabal de ella misma, como recomendaba Sócrates con su imperiosa exclamación "¡Conócete a ti mismo!". Y es aquí donde comienza su viaje, no exento de dificultades, de trampas, de vericuetos que tiene nuestro ser, labrado a lo largo de muchos años, y semejantes, a veces, con callejones sin salida que, solo, la voluntad de la autora consigue traspasar.

Poco a poco va consiguiendo salvar vaches sin cuento, aunque, hay que decirlo todo, no es, en modo alguno, un camino erizado de espinas, ascético, se recomienda no tomárselo a la tremenda; es decir: sin traumas, sin estridencias, sin alaridos... un periplo en derredor de ella misma: limpiando impurezas, arrancando rebabas, desechando vanalidades, apartando lugares comunes, arrinconando contradicciones muy arraigadas en el común de las gentes... Un día, de repente, se notará otra, siendo ella misma. Un paso más allá y las pequeñas estupideces desaparecen, la insustancialidad se volatiliza, la ironía nace, el buen humor se impone. Ella ha cambiado y con ella el entorno, que la envuelve, la arropa, la cubre, la encastilla. Por eso decíamos al principio que la cantidad deviene en cualidad.

Ya ha llegado al 'Vivir el ahora. Se encuentra con su ser'. Entonces grita, grita de alegría, se emociona, salta, ríe y, sin importarle el qué diran, se pone a bailar sin ton ni son, porque le apetece... Ella es feliz. El mundo es feliz: ha llegado a la Armonía y a la Plenitud Vital y colorín colorado...

Pero no, no es un cuento, es camino para librarnos de contradicciones que se nos adhieren pegajosamente al ser como una lapa; camino para adquirir la coherencia precisa para andar por el mundo con dignidad. Tal vez no nos convenza este modo de ver la realidad, pero es indudable que para ser felices, primero y principalmente, hay conocerse a uno mismo. Este libro nos coloca en el buen sendero.

Lean, leanlo, el libro de Concha Barbero. Además está muy bien escrito. Con palabras llanas. "Llaneza muchacho que toda afectación es mala", nos aconsejaba Cervantes. Pues eso, libro llano. Rara avis en uno primerizo como este de Concha Barbero de Dompablo.




viernes, 27 de julio de 2007

Ezequiel Martínez Estrada: poemilla

¿A de darse el poeta
en la obra que teje?
¿El viento, acaso, es eje
o ala de la veleta?

E. M. Estrada

jueves, 26 de julio de 2007

Calle de la Aurora


Así se llama: calle de la Aurora,

Puro el arco en el medio, cal de color azul,

Aurora permanente, que se asoma

-sobre carro o motín- barrio aquel del Sur,

Humilde eternidad por calle corta.


Jorge Guillén

martes, 24 de julio de 2007

Haiku

Brisa ligera
apenas tiembla
la sombra de la glicina.

Matsuo Basho

viernes, 20 de julio de 2007

Frasecillas

Las espigas abrieron sus silos
solo con los reflejos
resplandecientes de las hoces.

A manera de haiku

Arcoiris plantado de frutales
desapareció
con la nubes rojas de la aurora.

jueves, 28 de junio de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Un rabino cabalgando



Fuera por el recordatorio o no, lo cierto que el vino llamó al vino y León se echó un buen lingotazo entre pecho y espalda.

Su salud empeoraba por momentos y solo los recuerdos lo mantenían consciente y lúcido durante unos instantes.

Le dieron arcadas y vomitó.

Se sentó en el único asiento que tenía: una silla con el respaldo cascado que en nada se parecía a aquellas sillas donde se sentaban para la cena de la fiesta de Pascua.

Rememoraban entonces la historia familiar; los Anqaua eran sefarditas, expulsados de España por los tristemente famosos Isabel y Fernando, apellidados Católicos, que, en su forzado desplazamiento, emigraron al norte de África; luego a Turquía; para mas tarde asentarse en Samarcanda y Tashkent; había habido varios rabinos; de todos ellos destacó Efraím Anqaua una mezcla de nostálgica fidelidad a Sefarad y de energía combativa; firmeza de principios por la que fue recordado como el Rabino que Cabalgaba un Toro Embridado de Serpientes, al recomendar a los fieles asistentes a la sinagoga ser indómitos, vigorosos y bizarros como un toro, ante los agresores; y cautelosos y escurridizos, como los culebras, ante los poderosos: "debemos comportarnos como jinetes en toro embridado de serpientes; es decir que la sagacidad y el entendimiento encaucen nuestra voluntad de contrarrestar la poderosa injusticia: así seremos invencibles", se solía recordar el remate de sus sermones con indisimulado orgullo; el rabino Efraím, contaban, había muerto añorando la judería de Hervás, hermosa villa de la provincia de Cáceres, en Sefarad y que, para su desgracia, como para tantos otros, fue enterrado en tierra extraña, en la arábiga Tlemecen.


León, a su antepasado, siempre lo comparó con Carlos -llamaba así al famoso judío alemán Marx como si de un amigo se tratara- "salvando las distancias, claro", por esa postura intransigente y sagaz con los opresores.

Con esa manera de ser a él no le hubiera importado ser rabino; si fuera creyente, que no lo era.


--¡Lamento no poder asirme a nada! ¡ni tan siquiera a la añoranza!

Dolorido, cansadísimo y muy debilitado por la paliza, la pérdida de sangre y los devueltos, se levantó dispuesto a despojarse de sus vestiduras para echarse en la cama y descansar.

Se enredó, medio mareado, con la pata de la silla dándose de bruces con el espejo; este le devolvió el rostro de un borracho ensangrentado tan extraño que visto en una foto se hubiera interrogado acerca de la identidad de sujeto tan mal encarado.

Sacándole la lengua al espejo se dijo que tenía que cuidar de si mismo de lo contrario nadie lo iba a hacer por él.

Mañana mismo liquidaría con su tío Samuel la heredad de Tashkent y se iría lejos, muy lejos; pero ¿donde?... ¡qué mas da!... a USA, por ejemplo; que ¿qué coños se le había perdido allí?: nada; y nada quería encontrar; se le había ocurrido USA por... ¡que leches sabía!, pura casualidad; por continuar la corriente de otros amigos judíos que habían recalado en el "seno del monstruo" para conocerle "las entrañas" aunque su "honda fuera la David".

¡Que perra le había entrado con lo judío! Tenía que hacer algo y pronto si no quería acabar mal, muy mal.

Se le ocurrió, en la nebulosa del mareo, lo de Wole Soyinka, el nigeriano, riéndose en los morros de los defensores de la Negritud:


--"El tigre no proclama su tigritud". Ni el judío su judaísmo, ¡joder!. ¿Por qué tengo que hacerlo? Soy judío por qué si y a mucha hondra.

Inició una especie de corte de mangas que abandonó en mitad de la acción y se cayó de bruces en el suelo.
Luego quedóse como adormecido riéndose de la chanza; últimamente sueña que se extiende, que se estira, que se alarga y se pierde en el infinito como un encefalograma plano.

La sangre, que brota de la comisura de sus morros sonrientes, era una socarrona lengua -sin crestas, ni valles, tal que ese encefalograma plano- dirigida al otro lado del espejo tal como si hubiera algún rapado caminante.

martes, 26 de junio de 2007

Walt Whitman: Mi Legado

A ti, quienquiera que seas (bañando con mi
aliento esta hoja para hacerla crecer,
oprimiéndola un instante entre mis manos vivas:
¡Toma! ¡Mira como late el pulso en las muñecas!
¡Como dilata y contrae la sangre mi corazón!)
Me ofrezco a ti, en todo y para todo, me ofrezco
a mi mismo, prometiendo no dejarte jamás,
de lo que doy fe firmando con mi nombre.

Walt Whitman
(traducción de Concha Zardoya)

viernes, 22 de junio de 2007

Iswe Letu: Estos haikus míos

En las arenas de su torrente seminal
cabalga un semental de crin cuerda.
Somos asaz contradictorios.

martes, 12 de junio de 2007

Rubén Darío

Pues la rosa sexual
al entreabrirse
conmueve todo lo que existe
con su efluvio carnal
y con su enigma espiritual.


Rubén Darío

martes, 29 de mayo de 2007

Robert Mezey: Coplas

Robert Mezey



Has leído un millón de libros

y ¿qué es lo que sabes?

¿Había una membrana

entre la página y tu ojo?





Robert Mezey

jueves, 24 de mayo de 2007

Iswe Letu: Faroleros

Eranse una vez la Audacia y el Valor que salieron a recorrer el mundo. Aquí arribaron, ya entrada la noche. Estaban, además de hambrientos, escuchimizados. El hambre de las horas frustradas, les había excitado el águila huraña de la sangre, antaño, derramada. Vinieron, en venganza, a ponerse el mundo por montera.


Temblaba la noche en su morada oscura y tenebrosa. El viento, citado en sus ramas, zarandeó las hojas de los árboles Ellos, poco o nada poseían para temer perderlo en el empeño.

Tenían en el recuerdo, eso si, desde el seco tornado, burlón y violento... hasta el trallazo fulgurante del relámpago, en la espalda lacerada de la noche..; desde el perro voraz de carne negra, la cal viva, el pimentón molido... hasta los poseedores de vergajos, con violación impune, en tiempo muelle...

Por lo que iban a beberse el mundo... y con solera vengativa... Mas una pequeña y breve escaramuza cruzose en su carrera, trizando el manso fluir de su camino alegre... Fueron reducidos a solaz de espejos: juego de brillos y reflejos... Haciéndoles huir con más velocidad que el aire fugitivo...

Ahora gimen en sus cuévanos a gusto... Y se imaginan mordiscos feroces, lo que tan solo es un carnaval de escupitajos. No estaban preparados para el Arte...

Y es que, muchas veces, es difícil ser un Hombre.

lunes, 21 de mayo de 2007

Muere en Hondarribia Eva Forest

No hubo para ella lucha que fuera ajena o lejana. Fue encarcelada junto a su hija Eva, recién nacida, por su solidaridad activa con los mineros huelguistas de Asturias. Crea en Madrid en 1967 un Comité de Apoyo a Vietnam. En 1968, durante el primer estado de excepción franquista, desarrolla una intensa labor informativa contra la represión, editando regularmente el boletín de noticias "Información" y otro que llegó a ser célebre, "Estado de Excepción".

Y dos años después, al calor de la ola de solidaridad con las luchas del pueblo vasco y coincidiendo con el Proceso de Burgos, crea en Madrid el Comité de Solidaridad con Euskadi. La bestia fascista no podía tolerar tanta valentía, y aprovechando la provocación de la bomba en la cafetería de la calle Correo en la Puerta del Sol (atribuida por la policía franquista a "un comando ETA con apoyo comunista" ) es encarcelada durante tres años, recibiendo del partido en el que había militado únicamente rechazo y desprecio. El juicio nunca llegó a celebrarse, y sólo salió de la cárcel un día antes de las elecciones del 15 de Junio de 1977. Fue de aquellos presos políticos que la monarquía franquista mantenía como rehenes, pero cuya permanencia en la cárcel hubiera arruinado la imagen reformista ante los observadores extranjeros.

Ya en libertad empieza una minuciosa labor de investigación de testimonios y denuncia de la tortura omnipresente bajo el régimen juancarlista. Crea un grupo internacional de investigación, y edita numerosos trabajos cortos en revistas sobre denuncias, hechos verificados y técnicas de tortura empleadas por la policía y la guardia civil en sus centros de detención, sacando a la luz un siniestro panorama que nadie pudo negar, a pesar de que ni por conductos parlamentarios ni por otros canales oficiales se denunciaran. A partir de 1977 ella y su marido, Alfonso Sastre, se ven obligados a dejar su querido Madrid y trasladarse a Hondarribia, una especie de exilio interior, precio pagado por su entereza política y su coherencia, ante una situación política que se iba enrareciendo progresivamente a base de consenso y retrocesos.

Durante todos los años siguientes se dedica a labores culturales y de solidaridad internacionalista, a la colaboración con organizaciones de derechos humanos, y especialmente al trabajo en la Editorial Hiru, creada en 1990.

viernes, 18 de mayo de 2007

Literatura Africana


Cuando está enojado

golpea una piedra hasta hacerla sangrar.

jueves, 17 de mayo de 2007

Leopol S. Senghor: 'Mujer Negra'


Literatura Contra el Racismo:
...

Mujer desnuda, mujer oscura,
aceite que no arruga soplo alguno,
aceite apacible para los flancos del atleta,
para los flancos de los príncipes del Malí,
Gacela de ataduras celestes,
las cuentas son estrellas para la noche de tu piel
delicia de los juegos del espíritu,
los reflejos de oro rojo sobre tu piel
que da visos a la sombra de tu cabellera,
se aclara mi angustia
con los cercanos soles de tus ojos.
Mujer desnuda, mujer negra,
canto tu belleza que pasa,
forma que fijo en lo Eterno,
antes que el Destino celoso
te reduzca a cenizas
para alimentar las raíces de la vida.


Leopold Sedar Senghor (Chants d'ombre)

martes, 15 de mayo de 2007

Abdelatif Laabi: Nuestras cabezas emergen

Literatura Contra el Racismo:


'Nuestra cabezas que emergen de los vertederos,

de ríos inconstantes, de ergs movedizos.

Oh ingenuos. Hermanos nuestros.

Mentiroso aquel que dijo que los alminbares de Andalucía

aún lloran en sus postraciones'.


Abdelatif Laabi (*)

(*)Nace en Fez (Marruecos) en 1942. Es licenciado en Letras por la Universidad de Rabat. En 1963 participa en la creación del Teatro Universitario marroquí y en 1967 funda, junto a otros compañeros, la revista Soufflé (Soplo), un hito fundamental en la cultura marroquí. La revista fue prohibida en 1971 y Laâbi detenido, torturado y condenado a diez años de prisión. Gracias a una campaña de solidaridad internacional es puesto en libertad en 1979 y cinco años después se exilia en París.
Desde 1979, año en que recibió el Premio Internacional de Poesía, concedido por la Asociación de las Artes de Rótterdam, diversos galardones han ido reconociendo la importancia de su obra, que ha sido traducida al español, inglés, alemán, turco, italiano y holandés. Ha traducido al francés numerosos textos de autores en lengua árabe y desarrollado una prolífica obra (más de 25 libros) en la que ha cultivado todos los géneros: poesía, novela, teatro, libros para niños, ensayos, textos políticos, artículos…
Revista de prensa:
(16/09/2006) Poesía marroquí
(23/08/2006) Un libro de José Ignacio Algueró y otro de Abdelatif Laâbi inauguran la colección Cuadernos del Magreb
(23/08/2006) Un libro de José Ignacio Algueró y otro de Abdelatif Laâbi inauguran la colección Cuadernos del Magreb
(19/08/2006) Algueró y Laâbi inauguran una serie de libros sobre la cultura magrebí
(18/08/2006) 'Cuadernos del Magreb’, la colección que abre un canal de comunicación entre Canarias y la cultura magrebí (2)

domingo, 13 de mayo de 2007

Peces entre los dedos

Literatura Contra el Racismo:

En el agua contigo me deslizo

y emerjo de ella hacia ti,

con un pez rojo entre mis dedos

que brilla entre mis dedos.


De 'Poesía anónima africana'

viernes, 11 de mayo de 2007

Taga Wolof

Tu has honrado al Rey,
tú has honrado al pobre,
tú has honrado al enemigo;
si el honor fuera perro,
viéndote,
movería el rabo.

Taga Wolof
(De 'Poesía anónima africana')

jueves, 10 de mayo de 2007

Gil de Biedma: No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan solo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

(No volveré a ser joven)

domingo, 6 de mayo de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Encefalograma plano



Encefalograma plano

León Saldaviel Anqaua, El Sefardí, nieto, biznieto y tataranieto de rabinos salió a la calle a pasear sin norte ni rumbo. No podía tenerlo.

La vida le había enseñado que sin una idea a donde ir, no había camino que tomar ni meta donde llegar; luego le inculcaron que "sin ideología revolucionaria no hay movimiento revolucionario"; lo cual le pareció de perlas, en consonancia con lo que la vida diaria le mostró a lo largo de los años. Pero había mas: le afirmaron aquello de que "el que no tiene ideología, es como el que no tiene alma".

Con el paso de los años las ideas comenzaron a tambaleársele; y ahora, prácticamente, no tenía nada de eso: tampoco tenía casi resto de lo otro, ni brizna de lo de mas allá: ergo, no tenía alma. Era un desalmado desarmado. Y de los desalmados se podía esperar cualquier cosa: había que precaverse de ellos.

Desalmados sin la ideología revolucionaria, faro, brújula, quinqué, linterna o candil que les alumbrara el camino: no tenían camino que seguir. De modo que al salir de casa pueden torcer hacia una calle o hacia otra: depende del humor del instante. Ya se comprende perfectamente el por qué caminaba sin norte, ni rumbo: al albur.

Era por lo tanto inútil y peligroso para la sociedad, a pesar del desarme, en razón de que los diseñadores, los encauzadores sociales --arreadores todos-- no podían programar nada con garantía fiable de éxito dadas las singulares reacciones que semejante individuo podía tomar. Así no había diseño posible. Tenían que estar alerta: desposeído, sí; y monstruoso, también.

Él se lo estaba creyendo; bueno, por mejor decir, flotaba en un mar de incertidumbres; mas todavía: en un encrespado piélago: primer paso, pensaba, para su devastación completa.

Ya en la puerta del edificio, se paró un buen rato en el peldaño, mirando la rosa de los vientos, hasta determinar su andariega trayectoria; por fin encaminose a la izquierda; por inercia. Escasos transeúntes se aventuraban, esa noche, con la niebla espesa que se había cernido sobre la metrópoli.

La humedad, la helada humedad que, no obstante, preludiar la primavera, taladraba, como un berbiquí, hundiéndose en los huesos. Y mas a él que, por toda protección, tenía una chaqueta de entretiempo: poca defensa, escaso abrigo, ante tamaña fresquera meteorológica. Se estremeció.

Coches y mas coches surgían de improviso al escenario de su mirada para evaporarse rápidos tras el cortinaje neblinoso; pero no sin antes enviarle una vaharada de humo y niebla helada que le hacía toser provocándole arcadas. Se arrimó a la pared y vomitó la poca comida y el mucho vino que se había echado al coleto.

No podía acusar a los automóviles, ni a los automovilistas, de su estropicio estomacal sin incriminarse a él mismo, máxime teniendo, como tenía ya hace años, un pequeño vehículo. Si no lo usaba se debía simplemente a que el escaso combustible que le quedaba en el depósito lo retenía para casos relevantes.

Si le preguntaran, y alguno podría interrogarle, no sabría determinar, en esos precisos instantes, las características de esos realces; siendo completamente veraz, y lo era, no apreciaba protuberancia, cresta o altibajo por parte alguna; no lo advertía ni en él ni en su entorno: todo era ... ¡eso!, como un encefalograma plano, liso, llano, raso... Palabreja esta, "encefalograma", que aún teniendo concomitancias necrológicas --o por tenerlas precisamente-- le venía ahora a la memoria produciéndole un ligero escalofrío.

Y ese "encefalograma" corroía lo poco que quedaba de sus, ya desgastadísimos, fundamentos ideológicos --ideas que le enseñaron los remendones socialistas con los que hablara, antaño, siendo un adolescente-- que le empujaron a contender sin tregua ni cuartel contra las "ideas generales":

-- "Análisis concreto de la situación concreta, muchacho: nada de ideas generales sustento de la burguesía que quiere hacer el mundo a su imagen y semejanza" --le recomendaban siempre.

¿Qué podía analizar él, aquí y ahora?, ¿dónde encontrar esas concreciones?: no había salientes, relieves, volúmenes... que pudiera columbrar desde diversos ángulos; comparar el juego de iluminaciones y obscuridades para, por ejemplo, sitiar, acosar y, finalmente, marginar demarcaciones tenebrosas: no había nada de nada.

Y lo que hubiera, que él no lo veía por ningún sitio, se le escurría como pez de entre las manos. Lo que se le presentaba a la observación, mecánica tal vez, era esa indefinida realidad; y le indicaba el éxito de todo aquello contra lo que había luchado: la victoria de las ideas, de los conceptos generales; por todas partes y a todas horas; lo concreto estaba oculto, no se veía.

Bueno él era un hecho concreto; pero no contaba para la patraña con mayúscula; era un encefalograma liso, raso; y para mas inri, desalmado y desarmado; es decir: triplemente plano.

Había, eso sí, coches, muchos coches; calles, muchas calles; niebla, mucha niebla; frío, mucho frío... muy común, muy general, todo.

Al separarse del paredón luego del vómito y continuar su desequilibrado callejeo le sale al paso una espantajo, un fantasma: nada específico, solo la voz:

--Una limosna, señorito, ¡por amor de Dios!; tenga compasión de esta madre con cinco hijos y un padre en paro que no puede alimentarlos.

--A bueno has ido a pedir; si yo te contara... -- contesta.

--¡Ojalá te mueras de frío, cabrón!

Prosiguió adentrándose en la niebla.

Cada vez siente mas frío. La chaqueta se le ha humedecido y ya no le sirve para nada.

Le asalta la luz de un bar. El rótulo pregona "Bar Israfel". Enfrente del mismo unos negros bobos de Burkina Fasso han puesto un tenderete de venta ambulante.

Para espantar el frío del cuerpo se dan palmadas a la espalda cruzando los brazos. Se introduce en el bar casi a trompicones y se da de bruce contra el mostrador. Cuando alza la vista queda prendida de un retrato:

-- ¡Coño!, a ese lo conozco yo... ¡claro!, Edgar Poe.

Pide un vaso doble de vino tinto.

--¡A ver, el dinero!; que te conozco como si te hubiera parido -- le espeta el del mostrador.

--Dame el vino, ¡joder!: que tengo dinero.

En un santiamén se bebe dos dobles; su cuerpo se entona al contrarrestar el calor del vino y del local al frío de la calle y de la chaqueta.

En la televisión están debatiendo sobre la juventud: uno de los contertulios generaliza diciendo que ésta, la juventud se entiende, nada en la abundancia; luego interviene otro y otro... están de acuerdo todos en que les han educado mal: viven en la despreocupación y la molicie.

Piensa que no todos los jóvenes son iguales; sin ir más lejos y para muestra, los negros bobos de Burkina Faso que están ahí en la calle; pero inmediatamente se retracta de su consideración diciéndose que es posible que tengan razón; al fin y al cabo su anterior pensamiento ha sido quizás puro reflejo de la ideología que tuvo y que ya no tiene al abandonarla por fracasada, como lo ha sido, en todos los frentes; ahora dominan las ideas generales; los encefalogramas planos.

Y por si le cupiera alguna duda ahí están, sin ir mas lejos, esas eminentísimas estrellas del debate televisivo demostrándoselo con argumentos que, sin convencerlo del todo...

Un movimiento de los parroquianos del establecimiento le hace desviar la vista del púlpito moderno en dirección de las cristaleras que dan a la calle: un grupo de "cabezas rapadas" ha irrumpido a patadas tirando el puesto de venta a los negros que aterrorizados huyen.

¡Pobres negros! piensa con una mezcla de conmiseración y desprecio, contemplando la escena; y, contemplándose a él y a los clientes del bar; convendría ahora, en ese preciso momento, analizar el caso concreto en la situación concreta, pero no puede llegar a ninguna conclusión al ser, a todas luces, el movimiento corporal prácticamente un encefalograma plano: solo se han movido más que los ojos.

Una patada en la puerta que se abre astillada, voces, aullidos -"¡mirones, inútiles, jilipollas!"- unos puntapiés en el culo, "judío de mierda", oye; y casi de inmediato le golpean la cabeza con algo duro, quizás un bate de béisbol y cae al suelo al suelo todo lo largo que es, lo que ha conseguido interrumpir su casi conclusa encefalogramada reflexión.

Con la misma rapidez que entraron los rapados emprenden la huida.

Se apodera el silencio del local tan solo roto por la cháchara de la televisión; uno de los bonzos o sacerdotes de la cultura insistía perorando -- bla, bla, bla-- sobre la despolitizada y apática juventud de hoy en día.

Alguien le ayuda a levantarse. Tiene la cabeza abierta y la cara ensangrentada. Medio grogui pregunta al camarero:

--¿Que te debo?


--Nada: no me debes nada; y vete a curarte pronto; de lo contrario la vas a diñar.

--Gracias -- dice y abandona el local mientras se van animando las opiniones en los corrillos de los clientes: que si "¡qué cabrones!, ¡racistas!", etc --bla, bla, bla-- que si "conmigo iban a dar", que "no hay gobierno", que...

La niebla se ha espesado muchísimo, hasta el extremo de no verse más que algún metro delante del que camina.

Atraviesa la calle y se adentra, con paso vacilante aunque decidido, en la espesura. Un camarero, que sale a la terraza cabreado porque iba a cerrar, tiritando saluda al sol que se ha sentado, tan pancho, a tomar un helado.

Y un estudiante pobre se acerca a la mesa para aprovechar la luz y el calor del astro: lleva esperando horas y la patrona del piso no ha venido aún de gastarse el mes de los pupilos.

En el mismo centro de la calle, una tribu de negros --bobos de Burkina Faso-- ha levantado su fuego ancestral: en plena calle; tocan el tam - tam; bailan; se van a cenar un cabeza rapada que, asándose en las parrillas como un san Lorenzo, llora como una Magdalena ¡él, tan hombre!; había concebido una estratagema: entrar en los estómagos de los africanos para zurrarles la badana a los hígados africanos con un bate de béisbol; pero no se lo han permitido cortándole las manos .

Cansado de andar entre la neblina se para con los negros con ánimo de congraciarse con ellos; dolidos, como están, por su pasividad, no le hacen ni caso.

Ha perdido mucha sangre; y se siente dulcemente extenuado.

Haciendo un esfuerzo regresa al zaquizamí.

viernes, 27 de abril de 2007

Iswe Leru: Alba


Alba

Alba de tiempo herido:
ni conmigo, ni contigo.

Un alba de tiempo herido:
pra él que lo han querido.

Alba de tiempo amado:
con vosotros a mi lado.

jueves, 26 de abril de 2007

Rabearivelo: Cebú



Cupular cual las urbes de Imerina
ostensibles allá en las colinas
o talladas a piel de roca;
con giba igual a los hastiales
que esculpe sobre el suelo la luna,
ved al toro potente y púrpura
del color de su sangre.



Ha bebido en los bordes de los ríos,
pacido de los cáctus y las lilas;
vedlo ahí yacer frente a la yuca
ahíto aún del perfume de la tierra,
y delante de las pajas arroceras
que a sol y a sombra hieden violentas.


La tarde lo ha cavado todo
y ya no queda horizonte.
El toro ve un desierto que se extiende
hasta fronteras de la noche.
Son sus cuernos un creciente
que asciende.



Desierto, desierto,
desierto frente al toro potente
extraviado con la tarde
en el reino del silencio,
¿qué evocas tú en tu duermevela?
¿Esos otros sin corcova
que son rojos como el polvo
que su tránsito eleva,
dueños de despobladas tierras?
¿O sus ancestros, que cebaban los labriegos
y llevaban a las villas con jaeces frutales,
en holocausto para el Rey?



Brinca, muge,
él, que morirá sin gloria,
luego dormita de nuevo, aguarda,
siendo del paisaje la joroba.

(Tomado del blog 'Africa _ log. Blog de literatura africana')


miércoles, 25 de abril de 2007

Iswe Letu: Cambió de dirección




Cambió de dirección,
giró en redondo.

En la blanca llanura
un punto negro
agrandaba el volumen
como bola de nieve
que, desde la cima del monte,
cae a velocidad vertiginosa,
con tal inercia
que el cerebro
le paralizó
como la muerte.
Cambió de dirección,
giró en redondo
en el preciso instante
en que deshizo
el punto
su consistencia,
su sustancia,
en un millón
de carcajadas
que a su cerebro
reventó.

martes, 24 de abril de 2007

Emilio Prados: Temor de Abril

Está en el cielo el alba,
como una herida abierta...
Cruza el monte lejano
una nube sangrienta.

Sobre sus albas hojas
ya en temblor, la arboleda
hacia la luz que avanza
su batalla presenta.

E. Prados

lunes, 23 de abril de 2007

Blas de Otero: De 'Esto no es un libro'



'Yo os traígo un alba, hermanos. Surto un agua,

eterna no, parada ante la casa.

Salid a ver. Venid, bebed. Dejadme

que os unja de agua y luz, bajo la carne.


Blas de Otero

viernes, 20 de abril de 2007

Lope de Vega: 'Muerte de Albania'

¿A dónde vas con alas tan ligeras,
del hemisferio nuestro al tuyo opuesto,
divino sol en el oriente puesto,
donde fuera más justo que nacieras?


Apenas te gozaron las riberas
del Tajo, a ser tu antípoda dispuesto,
cuando las cubres de ciprés funesto,
robando en ti sus verdes primaveras.


Los duros jaspes, los rebeldes bronces,
se ablandan escuchando mis enojos:
dime, pues ya te vas, si podré verte.


Así Fabio lloraba. Albania entonces
miróle, y quiso hablar, cerró los ojos,
y respondióle lo demás la muerte.

Lope de Vega
Soneto XXX

miércoles, 18 de abril de 2007

Jon Juaristi: Jardín de Abando

A Javier Corcuera

'... el año 82 -¡bendito el día en que conocí a mi Patria, y eterna gratitud a quien me sacó de las tinieblas extranjeristas!- una mañana en que nos paseábamos en nuestro jardín, mi hermano Luis y yo, entablamos una discusión patriótica.'
Sabino Arana Goiri

'El sol de la libertad ha salido del bosque'
Himno nacionalista

'Hay indios de pradera y hay indios de jardín'
Gabriel Moral Zabala

Aquí Bilbao no tiene parte alguna
ni llegan de las minas los rumores.
Sabino y Luis pasean entre flores
bajo la luz dorada de la luna.

Rompe la calma nemorosa y bruna
el dulce lamentar de dos pastores.
-¿Sabes, Sabino, o tempora o mores,
que fuimos nobles incas en la puna?

¿Que ya suena la quena, que ya atruena
el fragor del broquel y de la azcona
cumbres de Machu Pichú y Villasana,

con razón sana por lo siempre Mena?
Mira el monte preñado de borona.
Mira como se acerca la mañana.

Jon Juaristi
('Diario de un poeta recien cansado')

jueves, 12 de abril de 2007

Reseñas del 'Sectario': 'Como un botón'

Juan Kruz Igerabide


COMO UN BOTON


El Sectario se lleva una gran alegría cuando su amigo, Juan Kruz Igerabide le envía estas 'palabras con sandalias'. Se trata de un libro de poemas, bilingüe, es decir en euskera y castellano, como debe ser para los que no somos euskaldunes.
Y no es una editorial cualquiera la que se lo9 ha editado, no, sino, nada más y nada menos que la Editorial ANAYA y en su colección LIBURU ZOPA.
Ya en otra ocasión dimos noticia de la publicación de su libro 'Poemas para la pupila' de la que nos había mandado una muestra antes de sacarlo a la luz. Entonces la profesora y poetisa, Isabel Escudero, nos preguntó si eran haikus. No supimos qué contestarle, pero en esta ocasión Juan Kruz reconoce la influencia de esa métrica japonesa. Son, efectivamente, casi todos, poemas de tres versos a los que le ha puesto delicadas ilustraciones Elena Odriozola.
El amigo del Sectario, Igerabide, entró en la literatura de la mano de la poesía. Ahora ya tiene numerosos libros de cuentos para niños, algunos en nuestra biblioteca. El Sectario piensa que es mejor poner algún ejemplo de su poesía y lo hace:
La sonrisa del hombre,
la sonrisa de la mujer,
un beso, y yo.
Que dicho en euskera suena así:
Gizonaren irribarrea,
emakumearen irribarrea,
musu bat, eta ni.
Juan Kruz Igerabide - Juan Cruz Iguerabide

LEÍDO EN LA PÁGINA 46 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', NÚMERO 9 DE
JULIO DEL 2.001

José Luís Morante: 'Libro de inventario y arqueología submarina'

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LIBRO DE INVENTARIO
Y ARQUEOLOGÍA SUBMARINA
Por José Luis Morante



Arturo Ledrado (Madrid, 1959) nos mostró sus poemas iniciales en un libro de título premo­nitorio, Encuentro en Rivas, un trabajo colectivo que aglutinaba firmas conocidas e inédi­tas. Desde entonces ha desarrollado una amplia labor como editor y activista cultural y ha colaborado con frecuencia en medios de comunicación. Hace un lustro creó la Asociación Prima Littera y por eso, con frecuencia, su nombre ha estado más relacionado con la infraes­tructura del libro que con la producción de textos propios. Sin embargo, en él la escri­tura es vocación temprana como lo atestiguan los relatos ahora reunidos en Libro de Inventa­rio (Encuentro en Rivas, Madrid, 1999), carta de presentación en solitario rescatada de carpe­tas sepias y oscuros cajones, una entrega que bien podría titularse Cajas chinas.
Con prólogo de Norberto Romero, el conjunto acoge 22 textos de un amplio escaparate argu­mental y estilístico, como si hubieran sido escritos en tiempos y atmósferas sucesivas. Los hay que imitan la caligrafía solemne y sentenciosa de un informe funcionarial, como el titu­lado “En su defensa expone”; otros recuerdan relatos de tradición oral para alegrar las sobreme­sas del invierno, e incluso alguno corresponde a la percepción esteticista de una anota­ción de dietario –“Sinfonía azul” sería un buen ejemplo-. Otros son palimpsestos de algu­nos autores de culto como Julio Cortazar o Juan Rulfo, dormitan en zonas fronterizas en­tre el artículo periodístico y el relato minimalista.Entre estos cuentos y su poemario de presentación hay muchos lazos de parentesco y no po­cos caminos de ida y vuelta. El título de su poemario es Arqueología submarina cuyo sentido atestiguan algunos versos de su poema “Bajo llave”. En esta composición leemos:
“No vaya a ser que a cada instante
un objeto común y ajado nos recuerde
que ayer pasó,
que una parte significativa de nosotros
es ya materia de arqueólogos”.
Por tanto, su poética sugiere que la escritura aborda el rescate de las muertes domésticas que conviven con nosotros, como si fuéramos escombros de una civilización antigua que alguien reconstruye a partir de un le­gado semiderruido.
Abunda en los versos una simbología de la destrucción. Así el diluvio, esa lluvia copiosa que cuando amansa permite a la paloma regresar con una ramita de olivo en el pico; pero que ha libe­rado al basilisco que ha borrado del mapa unicornios y grifos y sirenas, ha marchitado sue­ños y esperanzas y ha dejado el nivel de las aguas en su cota de diario. Ninguna simbolo­gía implícita hay en la muerte, una de las obsesiones redundantes de Arturo Ledrado; la muerte como una puerta a la sombra, según explicita el poema “Fondos de inversión”.
Otro gran filón argumental del libro es la poesía urbana: la ciudad como entorno y latido, una aglomeración de coordenadas geográficas precisas, un Madrid arquetípico que acumula sole­dad y desarraigo, monotonía y horarios laborales, mendigos y rostros que se pierden para siem­pre al doblar una esquina.
Ambos libros se complementan y nos dejan las primeras fotos de una voz nueva a la que desea­mos los mejores itinerarios. Ilusión y oficio no le faltan.
José Luis Morante
Sin tiempo para mentar:
El veneno de las rosas de Pilar Narbón; Las mariposas azules de José A. Aguirre; Un rey golpe a golpe; Obra periodística de César M. Arconada.
TOMADO DE LAS PÁGINAS 46-47 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', NÚMERO 9 DE JULIO DEL AÑO 2.001

Reseñas del 'Sectario': 'Sangre de Luna'

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SANGRE DE LUNA

Félix Rosado publica "Sangre de Luna", un drama épico y romántico. El escritor navero relata en su novela las historias de un bandolero. La guerra de Cuba y la Andalucía del siglo XIX español son escenarios de la novela "Sangre de Luna" publicada por nuestro amigo y paisano Félix Rosado, escritor y periodista de Las Na­vas del Marqués. Brand Editorial ha puesto en el mercado la obra de este autor que fue viva­mente elogiado durante la presentación del libro en el Ateneo de Madrid. El también escritor Raúl del Pozo, columnista del periódico El Mundo y comentarista de televi­sión, ejerció de padrino en el lanzamiento literario de Félix, de quien dijo que po­see "talento de escritor" como demuestra su novela Sangre de Luna. "Tiene todas las caracterís­ticas que según Faulkner debe tener un escritor: experiencia, sentido de la observa­ción e imaginación"; después de leer su novela, lo primero que hay que decir es que el lector no se aburre en ningún momento; en su novela pasa de todo, y asistimos en un libro dividido cla­ramente en dos partes a dos historias totalmente distintas; en la primera parte, Sangre de Luna recorre las desventuras vividas y sufridas por los españoles en la guerra de Cuba: cien mil soldados luchan contra la insurrección de los hacendados, criollos y morenos, ochenta mil es­tán enfermos o heridos; en el matadero de Cuba morían a miles después de pasar grandes cala­midades, hambre y males de salud: "llegaron a un fuerte y se murieron entre balas y enferme­dades, dicen que son peores la disentería, el tifus y la viruela que el fuego del ene­migo", relata.La historia de la guerra está basada en hechos reales, aunque el autor recurre a la ficción para re­crear un escenario dantesco en los cuarteles, los barcos, el mar, las sierras de Cuba. Los espa­ñoles conocen que España perdió la isla de Cuba "pero no se conoce demasiado lo cruel y sangrienta que fue esta guerra", dice el autor. "Los soldados sufrían con auténtico terror las temi­bles cargas de machete de los mambises". La segunda parte de la novela cuenta la historia de un superviviente de aquella guerra, la de un soldado que se convierte en bandolero tras cometer un crimen pasional; aparece aquí el drama romántico en la Andalucía de los caciques y los terratenientes, "donde nadie da un real por nadie". El protagonista, Curro Córdoba, se enamora de una mujer desconocida, según los vati­cinios de una pitonisa. Cuentos y leyendas desfilan por sus páginas, personajes históricos, el mundo taurino de la época (Pedro Romero, el torero que mató más de cinco mil toros), bandole­ros (el Tragabuches, los Siete Niños de Écija), los reyes Isabel II, Alfonso XII, María de las Mercedes, Prim, Ramón y Cajal, la pena del garrote vil. Según dijo Raúl del Pozo "es una novela de talento; no se la pierdan".

(tomado de la página 47 de la revista 'Caminar Conociendo', número 9 de julio de 2001)

OVIDIO PÉREZ MARTÍN: 'CONOCIMIENTO, REVELACIÓN, LENGUAJEs'

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CONOCIMIENTO, REVELACIÓN, LENGUAJES

Por Ovidio Pérez Martín

No es este librito de 32 páginas –Conocimiento, revelación, lenguajes; Antonio Gamoneda; Cua­dernos del Noroeste, 3; La Biblioteca IES.; León: Lancia, 2000- un conjunto de poemas. An­tonio Gamoneda, insistiendo en la línea de su librito “El cuerpo de los símbolos”, expone en este ensayo su saber sobre la poesía a partir de su revelación, intensa y amorosa, con ella.
La cita de José Luis Pardo que abre el cuaderno es reveladora de lo que luego Gamoneda irá desarrollando: “El poder de la palabra para deshacer significados establecidos es, sin duda al­guna, un poder subversivo y liberador.”
El lenguaje –escribe Gamoneda- genera conocimiento cuando las cosas ya tienen nombre. Pero el poema generalmente nombra lo desconocido, lo que en ese momento en que germina el poema se va descubriendo, antes no visto ni sentido. Nombrar lo recién nacido es revela­ción, es su despliegue. Se me ocurre añadir, para ilustrar lo que Gamoneda dice, lo siguiente: Hubo un tiempo en que los árboles no existían, no tenían nombre. Solo cuando el hombre dijo ár­bol, el árbol se desprendió de todo lo que le encubría: y resultó ser hermoso, derecho o tor­cido, y, además, el viento movía sus hojas.
Gamoneda pone en evidencia dos maneras de lenguaje: uno es el lenguaje informativo, conven­cional, socialmente pactado y que, a veces, sirve como transmisión del conocimiento del mundo: el lenguaje científico; a veces expone hechos imaginarios: el lenguaje literario; y, a veces, se degrada hasta hacerse políticamente correcto.
Con el lenguaje informativo tiene mucho que ver el “pensamiento programadamente débil” que se identifica con un liberalismo falaz propio de las democracias ‘occidentales’. Cita Gamo­neda a Valente: “la privación de sentido (...) es el arma por antonomasia de la democra­cia”. Y dice rotundamente: “instalarse en el pensamiento débil es una inmoralidad”. Añade por su cuenta Gamoneda: “Que la escritura que se supone poética esté impregnada de éste no-pensamiento es una añadidura dolorosa. Sólo la rebeldía del pensamiento poético utó­pico, que resultará irrealista y anormal respecto de la despreciable y débil normalidad al uso, tiene dignidad y ese ‘sentido’ de que hablan Bernard Noel y Valente; sólo –de acuerdo con José Luis Pardo- la rebeldía de la creación libre puede ser crítica y mantener valor moral frente a la existencia dirigida. Este es un asunto para la conciencia, pero lo es también para el lenguaje. Naturalmente, ir de irrealista o hermético sin más, no otorga cédula de poeta, pero la analogía del lenguaje minirrealista pretendidamente poético (ése que se promueve poco menos que en términos de mercado y que está casi ‘oficializado’ en España) con los len­guajes informativos instrumentados por los poderes económico y político en sus tecnologías me­diáticas, es la prueba de su debilidad moral añadidura a la debilidad estética” (pag. 21). La cita ha sido larga pero se hace un diagnóstico real y preciso del estado actual de la poesía en este Reino.
Otro es el lenguaje creador, el lenguaje de la revelación, que es el lenguaje verdaderamente poé­tico. El lenguaje es algo muy diferente de los otros, también del literario. La revelación por la palabra, el lenguaje poético, nace –al menos Gamoneda está convencido de ello- en la ‘confusión’ de una causa musical y una causa significativa: es un “pensamiento que canta”. Este lenguaje también es creación y de la creación nace realidad siempre.
Habla también Gamoneda, con respecto a este lenguaje creador, de ‘memoria de partes’, es de­cir, recuerdo fragmentado para comprender el todo. Y la memoria es conciencia del tiempo vi­vido y desaparecido. Y, sin embargo, se escribe poesía por y para el placer. Si para Parméni­des la vida es producto de contrarios, para Gamoneda la poesía se genera desde la memo­ria de lo perdido, desde la herida del tiempo y para suturar esta herida. La palabra poé­tica es palabra que cura, y engendra –por eso produce placer- el momento siguiente, viviente. De ahí la necesidad de la poesía.
Este lenguaje de creación / revelación, primordial para el conocimiento pues es semilla del len­guaje, es el propio de la poesía.
Y termina Gamoneda: “Enorme, irreversible conquista ésta (el lenguaje poético), aunque no les parezca así a quienes han salido de sí mismos y han puesto, quizá, sus mejores potencias para entrar, conscientes o no, en la obediencia al poder y ayudar desde el pensamiento débil a sus intereses”.

Ovidio Pérez Martín

(en la página 47 de la revista 'Caminar Conociendo', número 9 de julio de 2001)

Reseñas del 'Sectario': 'UN PROTESTANTE SEVILLANO: FUENTE ESENCIAL DE HAMLET'

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UN PROTESTANTE SEVILLANO: FUENTE ESENCIAL DE “HAMLET”


En el número anterior de Caminar conociendo se daba a conocer el libro de Francisco Ruiz de Pablos mediante parte de un artículo del propio autor; el Sectario dice “parte” puesto que todo el artículo no pudo publicarse al llegar tarde y no haber espacio; el Sectario no podía cali­brar la valía de tal ensayo al no ser especialista en Shakespeare; algunos se admiraron, eso sí, de la valentía del profesor Ruiz de Pablos al atacar otro libro sobre Shakespeare del se­ñor Trillo; y es que estos saben de la larga mano del poder; aunque quizás no se han dado cuenta de que hay libertad de expresión, o... si se han dado cuenta desconfían de ella.

Ahora el Sectario lee un artículo -y se alegra mucho- en la revista Insula, número 649-650 en el que, desde Cornell University, Ciriaco Morón Arroyo dice lo siguiente (y es sólo el co­mienzo del artículo): "EL PROFESOR FRANCISCO RUIZ DE PABLOS ACABA DE PUBLICAR UN LIBRO EN PRINCIPIO SORPRENDENTE, Y, EN ÚLTIMA INSTANCIA, REVOLUCIONARIO. SU TÍTULO: 'UN PROTESTANTE SEVILLANO: FUENTE ESENCIAL DE HAMLET'. DESCUBRIR UNA FUENTE DESCONOCIDA DE HAMLET ES UN LOGRO QUE LOS ESPECIALISTAS RECIBEN, POR DE PRONTO, CON SOSPECHA. PORQUE, ¿SE PUEDE DESCUBRIR ALGO NUEVO SOBRE SHAKESPEARE EN EL PLANO DE LA ERUDICIÓN? SI, ADEMÁS, ESA FUENTE MERECE EL CALIFICATIVO DE 'ESENCIAL', NO HAY TÉRMINO MEDIO: O ES UNA CHALADURA O UNA ENERME APORTACIÓN A LOS ESTUDIOS SOBRE LA OBRA QUIZÁ MÁS FAMOSA DE LAS LITERATURAS MODERNAS. PUES BIEN, A MI PARECER -DICE CIRIACO MORON ARROYO- EL ESTUDIO DEL PROFESOR RUIZ DE PABLOS NOS BRINDA ESA APORTACIÓN".
Pues, lo dicho por el Sectario: felicidades, amigo Francisco, esperamos nos mandes algún día EL LIBRO.


DE LAS PAGINAS 45, 46, y 47 DE LA MISMA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO'

Reseñas del 'Sectario' y sus amigos: 'DESDE MI CELDA'

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DESDE MI CELDA

Todo el mundo sabe que el poeta, el gran poeta, G. A. Bécquer, escribió una serie de cartas, desde el Monasterio de Veruela en Burgos, rotuladas “Desde mi celda” en 1864. El Secta­rio también lo sabe. De modo que, novedad lo que se dice novedad, este libro no es. Pero que se reedite con una introducción de la profesora Mª Paz Díez-Taboada, amiga del Sectario y co­laboradora de “Caminar conociendo”, eso si que es novedad.

La editorial Espasa Calpe pone en la portada “Nueva edición. Lectura recomendada”. Y dejando aparte el reclamo publici­tario, efectivamente es nueva: del 2.000; y, sí, puede recomendarse muy merecida­mente, sobre otras ediciones de Bécquer, por el excelente estudio de la amiga del servidor que es­cribe estas reseñas; estudio que contiene un perfil biográfico haciendo hincapié en la pe­renne juventud del poeta romántico y su trabajo como periodista; esto le permite adentrarse en la unidad y variedad de sus cartas, en los rasgos costumbrista...

Ya acercándose al final la profe­sora incluye un apéndice: cuadro cronológico, documentación complementaria donde se re­coge el juicio de diversos autores sobre Bécquer y terminando con un taller de lectura carta por carta. Volver a leer a un clásico siempre es recomendable. Leer estas cartas es, además, do­blemente enriquecedor.

DE LAS PAGINAS 45, 46, y 47 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', NÚERO 9

Reseñas del 'Sectario' y sus amigos: 'Casi sueños' y ''Traducido de la noche'

CASI SUEÑOS. TRADUCIDO DE LA NOCHE

Recuerda el Sectario que en 1947 Rabemananjara, poeta malgache, escribió desde la pri­sión, donde estaba condenado a muerte, sin duda pensando en él y en otros, como él, que espera­ban en capilla:

“Las estrellas mueren sin un suspiro.
¡Qué mano elevada al horizonte
llevará a los labios de los héroes
la roja ofrenda de la Aurora!”

Tenía mucha razón para es­tar preocupado: el ejercito colonial francés segaba, sin misericordia, las tiernas gavillas de la in­surrección malgache: cerca de 100.000 murieron en una de las más sangrientas represiones que haya visto la historia contemporánea; el Sectario ha dicho una, no la mayor. El poeta, que luego salvó la vida de milagro, era jovencísimo, tierno, como una cualquiera de aquellas gavi­llas que fueron segadas.
El Sectario es muy sensible -supone que a otros les pasará igual- a las muertes de los valien­tes y humildes cuyo único delito es rebelarse contra la opresión de los colosos. Y sigue pen­sando como Gorki: la locura de los valientes es la única sabiduría. Pero hay también otras muer­tes que le estremecen; por ejemplo: el suicidio de otro poeta malgache que ya adivinara o intuyera las gavillas: Rabearivelo.
Diez años antes de que Rabemananjara escribiera esos versos citados más arriba, Rabeari­velo se daba muerte, ya que nada tenía que hacer en este mundo, en esta vida que “se nos mues­tra demasiado rebelde...” por lo que sólo le quedaba tenderse “bajo la hierba echar una mi­rada tierna sobre aquello que algún día formará gavillas...” Y tomando 10 gramos de clo­ruro potásico, envía un beso a los libros de Baudelaire... mira el retrato de su familia: “... mis úl­timos pensamientos, son para vosotros.” “Ingiero un poco de azúcar. Me ahogo. Voy a tum­barme”
Este relato de su muerte, sacado de una página del diario inédito titulado “Cuadernos azules”, puede leerlo el Sectario porque la editorial Hiperión ha publicado, por primera en castellano, los dos poemarios más famosos del poeta malgache, “Traducido de la noche” y “Casi sue­ños” y lo incluye al final. Es de agradecer que una editorial publique voces, gritos de timbre ajeno al soberbio mundo occidental, glorioso y siniestro mundo occidental, no se olviden los 100.000 muertos, esos tiernos manojos ensangrentados, a los que nadie acercó, entonces, “la roja ofrenda de la Aurora”. Quizá algún día alguna de estas editoriales con sensibilidad traduz­can la obra de Aimé Cesaire “Cuaderno de retorno al país natal”: algunos lo agradecería­mos. El Sectario agradece a su editor el poeta Munárriz el envío del libro; libro mag­nífico, en edición bilingüe con traducción, introducción y notas de Juan Abeleira.

El Secta­rio conoce poco el francés por lo que nada puede decir de la traducción; mas... si tiene que poner alguna pega, sería esta: que en la bibliografía sobre Rabearivelo no se recoge la anto­logía titulada “Diwan Africano” del cubano Rogelio Martínez Fure, editorial Arte y Lite­ratura, 1988. Este olvido (o desconocimiento) puede corregirse en una segunda edición, si la hay.

DE LAS PAGINAS 45, 46, y 47 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', NÚMERO 9

Reseñas del 'Sectario' y sus amigos: 'ANTOLOGÍA POÉTICA'

“Caminar conociendo” empezó sus reseñas declarando que, principal y casi exclusivamente, las haría de libros escritos por amigos; o de aquellos que, no siendo amigos, la tomaran en serio y se los enviaran. Era un punto de vista radicalmente subjetivo, sectarísimo. Pero ahora, este que escribe, El Sectario, ha tomado por suyo ese punto de vista, recordando que ya Pepe Bergamín –quizás el mayor escritor español contemporáneo- lo justificó diciendo que él no podía ser objetivo porque no era objeto... pues eso.El Sectario anuncia que las reseñas serán –ya lo siente- algo cortas porque no tiene tiempo en detenerse en detalles que, por otra parte, no serían importantes mas que para él.

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ANTOLOGÍA POÉTICA

La “Antología poética” de Eduardo Gómez le vino al Sectario acompañando a la “Noche en Teherán” de la poetisa iraní Forugh Farrojzad, primer libro publicado en España de esta es­critora y que el Sectario le había pedido a la editora Amelia Romero de editorial El Bardo; lo hizo con alegría para tener el libro de una escritora a la que “Caminar Cono­ciendo” se había adelantado tres años en darla a conocer al público lector. Y no sabe él por qué, pero con “Noche en Teherán” vino el de Eduardo Gómez al que, tal vez, le tenga queren­cia la editora. Lo cierto es que lo leyó y quedó muy agradecido ante una poética dura como el mundo, sin florituras y que por estos lares, el sectarísimo reseñador, no la ha leído últi­mamente, excepción hecha de David González y Karmelo Iribarren, pero en otro estilo. La antología recoge textos de los seis libros que anteriormente ha publicado. El Sectario no va a dárselas de descubrir, quizás la luna, a los lectores; es decir, de descubrir a este poeta colom­biano, porque... ¿quién sabe si ya lo han dado a conocer?; él no lo sabe; pero, si lo ha des­cubierto para él...
Le gusta su “depurado y acerado lenguaje”, “el engranaje de patetismo e ironía”... supone que ante un país, como el suyo, Colombia “agotado por el caos, la corrup­ción y la violencia”. El Sectario está seguro que aquí no hay ese caos, está todo ordenado, y bien ordenado, para que nos vayamos muriendo lentamente... de asco. Por lo que piensa, y lo dice, para terminar: que está de acuerdo con el poeta en eso de que
“de palomas en fuga y mar­chitos sueños
está hecha la sustancia del habitante de las calles”.
Está dicho.

DE LAS PAGINAS 45, 46, y 47 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', NÚMERO 9

Reseñas del 'Sectario' y sus amigos: 'La mirada y las támaras'

“Caminar conociendo” empezó sus reseñas declarando que, principal y casi exclusivamente, las haría de libros escritos por amigos; o de aquellos que, no siendo amigos, la tomaran en serio y se los enviaran. Era un punto de vista radicalmente subjetivo, sectarísimo. Pero, ahora, este que escribe, El Sectario, ha tomado por suyo ese punto de vista, recordando que ya Pepe Bergamín –quizás el mayor escritor español contemporáneo- lo justificó diciendo que él no podía ser objetivo porque no era objeto... pues eso.

El Sectario anuncia que las reseñas serán –ya lo siente- algo cortas porque no tiene tiempo en detenerse en detalles que, por otra parte, no serían importantes mas que para él.

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LA MIRADA Y LAS TÁMARAS

Un día, estando el Sectario en la biblioteca, Urbano Blanco Cea “Tito” –navero que escribe muy bien- le presentó, en verano, a un joven rubio nacido en Canarias; se llamaba Alejandro Krawietz. Estuvo un rato hablando con él. Le pareció un tipo muy interesante. Dijo escribir habitualmente en revistas literarias. Y, para demostrarlo, de un estante de la biblioteca, Pú­blica Municipal por cierto, cogió varios números de la revista Quimera y le mostró tres artículos de él: uno referente al poeta Ángel Crespo; otro sobre el poeta canario Sánchez Robayna -que el Secta­rio confundió con un nicaragüense- y un tercero acerca del escritor brasileño Guima­raes Rosa, del que, el Sectario, había leído hace bastante tiempo una larga entrevista que le hizo Konrad Lorenz. Al día siguiente el Sr. Krawietz le llevó un librito “La mirada y las táma­ras” escrito por él mismo. Reconoce este sectarísimo reseñador que tuvo que consultar al diccionario para averiguar qué era eso de “las támaras”. Cuando leyó que eran racimos de dáti­les, no le extrañó en absoluto. Abierto el libro comenzó a leerlo y se inundó de luz y de ca­lor, de dátiles de su infancia, de miradas al “agua clara de los aljibes”, a “los platanales incen­diados” “bajo los palios de las támaras”... Decimos de “su infancia” porque sintió la luz que emitía el libro de la infancia, el calor que abrasaba sus pies primeros, y se vio “aupado a las falúas”, o “huir del sol asfixiante” para refugiarse “bajo los tarajales”... Aunque, evidente­mente, era la vida de Alejandro Krawietz y no la suya, que él no había estado nunca en Canarias; mas era tal la maestría con que estaba escrito que se sintió secuestrado y trasla­dado al borde del mar y del Teide “cadáver arrasado de rocas, simas, rajas”. Un libro, sin duda, que dará otros racimos tan incendiados como estos poemas. Escritos en prosa pero poe­mas clarísimos; tendría que decir que le suenan un poco americanos, quizá a Neruda... pero esto no se lo preguntó; aunque sabe que Canarias es un poco latinoamericana.

A este servidor le parece que hay que decir, y lo dice, que no es un libro reciente sino de 1996; que está editado en Tenerife por PARADISO / EDICIONES. Y que no tiene tiempo para poner el por qué... pero cree que está ante un gran poeta... si sigue escribiendo, claro.

DE LAS PAGINAS 45, 46, y 47 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO' NUMERO 9

Reseñas del 'Sectario' y sus amigos: 'El Negro'

“Caminar conociendo” empezó sus reseñas declarando que, principal y casi exclusivamente, las haría de libros escritos por amigos; o de aquellos que, no siendo amigos, la tomaran en serio y se los enviaran. Era un punto de vista radicalmente subjetivo, sectarísimo. Pero, ahora, este que escribe, El Sectario, ha tomado por suyo ese punto de vista, recordando que ya Pepe Bergamín –quizás el mayor escritor español contemporáneo- lo justificó diciendo que él no podía ser objetivo porque no era objeto... pues eso.

El Sectario anuncia que las reseñas serán –ya lo siente- algo cortas porque no tiene tiempo en detenerse en detalles que, por otra parte, no serían importantes mas que para él.

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EL NEGRO


El Ateneo Obrero de Gijón ha publicado hace poco “EL Negro”, primera novela de la “Tetralo­gía de Gijón” que tendrá por escenario a la villa asturiana. Sexto relato de la colec­ción “Zigurat” que dirige el poeta David González y por cuya sugerencia le fue enviado al Sec­tario por el director del ateneo D. Luis Pascual; y relato doble o triplemente negro, o más: por su tema, por su trama, por la postura de los personajes, por la portada, por las ilustracio­nes...

El protagonista de la novela trabaja de negro para el hijo del editor Hueco –nom­bre muy gráfico- y relata en primera persona sus problemas en Gijón pero remitiéndose con­tinuamente a su vida de joven en Canarias, franquista y soplón. Todo lo cual permite al au­tor, Jesús R. Castellano, denunciar la explotación de estos escritores condenados a dar lus­tre a las botas de unos personajes inútiles pero pertenecientes a un estado o clase superior; y, tam­bién, de paso exponer, con cruel desnudez, la servidumbre a que estos ‘negros’ se ven aboca­dos hacia esos editores sin escrúpulos, sinvergüenzas que lo único que quieren es vender más y más ejemplares, aunque no sean mas que basura. Trama alucinante (quizás por el exce­sivo número de ‘rayas’ de coca que se mete el ‘negro’ entre pecho y espalda) y que, cómo no, acaba con un asesinato; personajes marginales, miserables, ajenos a esa “ESPAÑAVABIEN” pue­blan el relato. Que ustedes lo disfruten.


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viernes, 30 de marzo de 2007

14 de Abril: ¡Viva la Repúblika!


Manifestación en Madrid
contra la Monarquía y su Constitución

– 14 de Abril de 2007 --
Manifestación de Cibeles a Sol

A las seis de la tarde
España, mañana, será republikana

lunes, 12 de marzo de 2007

Un ciego con una pistola


'... y por último

pensé

que toda violencia

desorganizada

es como un ciego

con una pistola.'



Chester Himes

(de 'Un ciego con una pistola')