viernes, 23 de mayo de 2008

José Mª Sánchez Hernández, el ejemplo de un maestro



Dicen en pedagogía que el ejemplo de un maestro para un niño es una lección de primera. Y no lo olvidará jamás. Porque es como la lluvia que lo va empapando. Como hace con la tierra.

Érase una vez un maestro que se llamaba José María Sánchez Hernández. Había nacido en un pueblecito de la provincia de Ávila. Allí, en contacto directo, con la naturaleza, aprendió lo importante que era el agua para las semillas que su padre sembraba todos los años: las hacía crecer y desarrollarse. Veía como caía del cielo y en una muestra suprema de humildad desaparecía entre las tierra. Sin necesidad de proclamar a los cuatro vientos:

-¡Estoy aquí! ¡Soy el agua! ¡Mirad que buena soy!

No, no tenía necesidad de alharacas, ni vocinglerías; no veía preciso llamar la atención para hacerse tierra con la tierra.

Luego, si, flores y flrutos, agradecidos, exhibían sus galas al aire en homenaje a su memoria: a la memoria del agua, rescatándola del olvido; ya se sabe: es de bien nacidos el ser agredecidos.

Pues bien, esa lección de humildad que le proporcionó el agua en la leche de su infancia, no la olvidó nunca, jamás, José Mª Sánchez Hernández.

Luego, más tarde, se hizo maestro de niños; y sindicalista que es una especie de maestro de trabajadores; e internacionalista como consecuencia de lo que le había mostrado el agua, allá, en su pueblo, que era como todos los pueblos del mundo; generalmente pobre; practicó ese internacionalismo solidario dentro de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui.

En todas esas facetas de su vida de hombre predicó el ejemplo de humildad. Con la misma incesante, continua y pertinaz insistencia de lluvia de hechos para que fueran empapando su entorno. Sin necesidad de una palabra más alta que otra, si acaso un breve chaparrón del que casi siempre se arrepentía.

Y llegó el día. Que siempre nos llegará a todos: la hora de desaparecer. Pero su salida del mundo de los vivos fue breve, fugaz. Como la lluvia en penetrar en la tierra hasta empaparla. Volvió, regresó, retornó a su ser de carne y hueso: al hombre, a la Humanidad solidaria, a la humilde generosidad del agua que vuelve para hacerse flor y fruto. Vino para reencarnarse en otros seres. Lo tenía todo previsto: había donado todos sus órganos.

De modo que... a lo mejor, tal vez, quizás... quizás nos sonría desde alguno de los que pasa a nuestro lado.

Posiblemente.

Y es que no podemos olvidarte, José Mª Sánchez Hernández, amigo, compañero, camarada.

Nos empapaste con tu ejemplo.


Dicen en pedagogía que el ejemplo de un maestro es una lección de primera. Para los alumnos. Y no lo olvidará jamás. Porque es como la lluvia que lo empapa. Como hace con la tierra.



jueves, 17 de abril de 2008

Aimé Césaire murió en Martinica, su patria

PARÍS (AFP) - El poeta martiniqués Aimé Césaire, considerado el padre de 'la negritud', falleció este jueves a los 94 años de edad en Fort de France (Martinica), en el centro donde se encontraba hospitalizado desde el 9 de abril, informaron fuentes gubernamentales.





Escribía así:





CADÁVER DE UN FRENESÍ



el recuerdo de un camino que sube mucho a la sombra de los bambúes di guarapo que vuelve a inventarse siempre y el olor de los ciruelos de España se dejaron olvidadas las enaguas del mar los tiempos de la infancia el parasol de los coccolobis al llegar a la curva me vuelvo y miro por encima del hombro de mi pasado lleno del ruido mágico en el momento preciso siempre incomprensible y angustioso del fruto del árbol del pan que cae rodando hasta el barranco en donde nadie lo encuentra la catástrofe se ha hecho un trono instalándolo demasiado alto del delirio de la ciudad destruida es mi vida incendiada Dolor tú perderás él hábito que se grita: que he soñado con el rostro torcido boca amarga he soñado con todos los vicios de mi sangre y los fantasmas rondaron cada uno de mis gestos en el escote de la suerte no importa es debilidad vela corazón mío único prisionero que inexplicablemente sobrevive en su celda a la evidencia del destino feroz taciturno muy al fondo lámpara encendida por su terrible herida

martes, 8 de abril de 2008

Jean-Joseph Rabearivelo: Viejas canciones de Imérina

Jean-Joseph Rabearivelo


Viejas canciones de Imérina
Traducción de Rogelio Martínez Furé

-¿Quién está allí, al norte del hogar?
-Yo. La-que-tiene-un-rostro-de-oro.
-¿Quién está allí, al oeste del hogar?
-Yo. La fina-y-del-cabello-crespo
que ahuyenta el remordimiento.
-Sus dos manos están llenas de naranjas; yo le pediría bien,
pero me da vergüenza con ella. ¡No obstante, si le hiciera
demasiado caso a mi vergüenza, la boca se me haría agua!
-¡Quien le haga demasiado caso a su vergüenza nada tendrá;
quien a sus responsabilidades tema no conseguirá lo deseado!




Vieilles chansons des pays d'Imérina

viernes, 28 de marzo de 2008

Charles Nokan: 'El tiempo ha arado'

Texto para una antología contra el racismo


*

El tiempo ha arado

de Charles Nokan (Zègua Nokan)



El tiempo ha arado mi frente
y desgastado mi dentadura.
Mis años caen como hojas de otoño.
El olor de su ceniza me invade.
El crepúsculo sombrío amanece
por el horizonte de mi vida.
Pronto llegará acaso noche gris
y ya no existiré, y eso sucederá
como si jamás hubiese vivido.
Mi hondo pensamiento no volará
ya más, nunca más, por encima
de este apagado universo.
¡Ay, no, la nada nunca olvida,
no, nunca olvida tender su velo!



(versión libre del poema de Charles Nokan 'El tiempo ha arado')

miércoles, 19 de marzo de 2008

Mojammed Dib: 'Elementos, 2'

Mojammed Dib: 'Elementos 2'

Silencio tan fuerte de las piernas,
silencio de verdes espinas,
y de brazo rodeando el cuello.

Mi mujer contra el hambre
que no se puede arrancar,
con los párpados cerrados canta.

Aun nieva, todavía. La estrella
que mata el día sobre su cuerpo
está apagada, toda en cenizas.

Y grita junto a mi, ligera
boca ni pálida ni enrojecida.
Sirena de sangre que dormita.

martes, 19 de febrero de 2008

Cavafis

Cavafis


Si vas a emprender el viaje hacia Itaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni a fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante tí los pone.

Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te enriquezca.

Itaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.

Aunque pobre la encuentres, no te engañará Itaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Itacas.



jueves, 7 de febrero de 2008

Nkan Ntane: 'A mi madre'

A mi madre



Como un pez caído en charca cenagosa
peligrosamente nadando
en la amenaza
lejos de su océano.
Aquí estoy, oh madre mía
con mi ropaje de congojas
de enojos y esperanzas.
Mi cabello, en un baluarte,
antes que el tuyo,
ha blanqueado
¡Cuán doloroso es oh madre
saber que así he ido envejeciendo y no verme!
Una noche, sentada cerca del hogar,
te veo pensando en tu hijo
roto
desorientado
detenido
acorralado
acosado
y en tus nietos detrás de su madre
heroicamente batallando
por nosotros.
Antaño, yo tenía 20 años, ¿no es verdad?
Y hoy,
háblame, respóndeme,
¿Soy acaso tu vergüenza? ¿El techo miserable de tu casa abandonada?
¿Acaso soy tu humillación?
¿Tu silla rota que deslava la tormenta y quema el ecuador?
¿Soy tu remordimiento? ¿Tu espejo roto?
¿O tu hijo de siempre?
Cuando, cada jornada, a la aurora
despunta el sol
creo descifrar en tu cara roja tu mensaje
para todas las naciones de la tierra:
"Si allá muere mi hijo,
muere por mi;
si allá muere mi hijo
muere por su madre Patria".



Nkan Ntane

(Chants de la Patrie)