Cuando me borre la Muerte y se endurezca el puñado de mis días,
he de llamaros, amigos míos, para ser conducido a la sepultura.
En polvo convertido, modelaréis un ánfora que llenaréis de vino.
Acaso... quizás... tal vez entonces, me veréis resucitar alegremente.
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(*) Título nuestro
(1) Versión Libérrima
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