Desde tiempos remotos dicen y repiten que allá, en la promiscuidad del Paraíso,
hay de sobra para todo el mundo magníficas mujeres excitantes, y de añadidura
vino, mucho queso, mucha miel, y otras numerosas delicias al alcance de todos...
Si admitimos la base de todos esos rumores, ¿quién osará criticarme porque
yo he adorado una sola copa de vino, y una sola mujer, la bien amada, la mía?
¿Quién se encarará conmigo porque haya revelado las contradicciones sociales?
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(*) No se engañen el titulo de esta versión libre es nuestro
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