jueves, 27 de octubre de 2011

Euskadi, ETA: recuerdos personales (6)


En Azcoitia estuvo de alcalde, Juan Ignacio de Uría Epelde.  Personaje que hizo sus estudios de bachillerato y universitarios de Derecho por libre. Amplió luego conocimientos en el extranjero. Su esposa era una farmacéutica, que tenía una farmacia en la Calle Mayor. Si mal no recuerdo. Presidente de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Preocupado especialmente, según leemos por ahí, por temas de la cultura vasca y de la cuestión regional. Pertenecía al grupo de alcaldes vascos llamado Vergara. Especializado en Derecho Foral. Dictó numerosas conferencias sobre temas de historia y cultura vasca. Senador por designación real. ¡Casi nada! Hombre vestido impecablemente. Bien parecido.  Tieso. Pañuelo al cuello, cual chulo de barrio. Político independiente... relativamente hablando. Este azcoitiarra, tan rabiosamente independiente, parece ser que aceptó la designación de alcalde animado por Fraga Iribarne. Algo le daría a cambio, digo yo. 

A lo que voy: una vez, en un pleno del consistorio, informaba de una reunión que habían tenido numerosos alcaldes. El PNV debió de tocar a rebato y sus seguidores (su influencia era mucha) acudieron a oir al señor Uría. La plaza se llenó. Escuchaba el gentío al señor alcalde. En esto que, al mando de un guardia civil pequeñito, medio rubio, de mirada atravesada, que estaba a la sazón destinado en Azcoitia, aparecen polis por todas partes sacudiendo leña a los vecinos y vecinas congregadas. La gente huye, corre, vuela, se desperdiga por donde puede... en un instante. La plaza está vacía. Pero los micrófonos siguen puestos para que se oiga al Alkate Jauna y el micro transmite las palabras del insigne senador por designación real y alcalde de su pueblo por obra y gracia del Fraga:

-¡Geldi, geldi! Ez mobitu! (¡Quietos, quietos, no os movais! creo que es la traducción al castellano) -transmiten los micrófonos.

Yo lo oía desde mi casa. Al lado del Ayuntamiento. Palabras claras, insignes, rotundas, firmes, de un lider a una plaza vacía, recomendando a la gente (él les recomienda) que no se muevan ante la carga policial. Los dirigentes de las Sociedades Basconcagas de Amigos del País tenían o tienen su propia consigna ideológica espiritual: 'Todo para el pueblo pero sin el pueblo'.
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Y siguiendo ese parecido proceder actuaban algunos empresarios (no sé cuantos) Un ejemplo: conocía, un servidor de ustedes, a un chico nacido en Palencia. En Guardo. En la zona minera. Llevaba ya muchos años en Azcoitia. Hablaba perfectamente el euskera. Estaba integrado. Un castellano totalmente integrado en la sociedad vasco hablante. Una mañana lo vi paseando por la calle a la hora del trabajo. Habían convocado huelga general en protesta por la muerte de un etarra. Nosotros, en la escuela, también hicimos huelga. Le pregunto:

-¿Estás de huelga?

-Según se mire.

-Eso no lo entiendo. Ahora me lo explicas. Pero antes, cuéntame, ¿no se ha resistido ninguno a hacerla?, ¿cómo ha salido la votación en la asamblea?

-¿Asamblea? ¿Votación? Nada de eso. Hemos llegado al curro. Y el patrón ha dicho: hoy no trabaja nadie. Hay que responder con claridad ante esta muerte. Todos a la calle. Y hemos salido sin rechistar. El jefe le tiene simpatía a ETA. Suponemos que le pagará el 'impuesto revolucionario' con gusto. Aquí hay muchos de esos. ¿Qué te creías? Y te digo 'según se mire' porque no ha contado con mi opinión. Y no es que yo esté en contra de responder a la represión franquista. No. 

Parecido a lema de las Sociedades Bascongadas: todo para mi pueblo, el pueblo vasco. Pero aquí hablo y mando yo.
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O la actuación de ETA en el llamado Proceso de Burgos. Así lo veo yo. El pueblo se rebeló contra ese proceso. Los obreros hicieron huelga. Todo Euskadi se paró. En Cestona también. Estando en la hora del recreo pasó una manifestación por allí. Y los niños gritaban:

-¡La huelga, la huelga!

Se referían a la mani. Pero los gritos de los niños indicaban que sabían que sus padres iban a ir a la huelga. Los que no estábamos enterados éramos nosotros, los maestros. Por la noche se reunió el pueblo en la plaza. Nos invitaron. Antes mi compañero Joaquín y yo fuimos a cenar. Lo hicimos apresuradamente. Para agregarnos al resto del pueblo en la plaza. Mas cuando llegamos no había nadie. Extrañados, miramos al lado y a otro. Desde una esquina un vecino nos llamó:

-Tengan cuidado. En los soportales del ayuntamiento hay guardias civiles armados hasta los dientes.

-¿Qué ha pasado que todo está vacío?

-Han llegado por todas las calles guardias civiles dando hostias a diestro y siniestro. La gente a huído refugiándose en sus casas.

Y este vecino nos llevó a donde estaban otros. Entre ellos el dueño del Bar Coyote. No se me ha olvidado. Azuzaban a los civiles con insultos:

-¡Mercenarios! ¡Vendidos! ¡Criminales!

A estos insultos los guardias civiles asomaban la cabeza y enseñaban la metralleta apuntándola hacia donde estábamos. Pero no disparaban. 

-No se preocupen. Si vienen los guardias, corremos por esta calleja abajo que da al río. Ellos no conocen esta parte y no se van a aventurar a una emboscada -nos dicen como si adivinaran nuestra inquietud.

-Pero, ¿por qué ocuparse por unos pocos guardias civiles?

-No se engañen. Si los mantenemos aquí a estos, por pocos que sean, no van a otros sitios mas importantes como Bilbao, Donosti, Mondragón, Rentería...

Eso es lo que se llama saber lo que estaban haciendo. Ver la perspectiva. Tener conciencia política clara. Verdaderos dirigentes anónimos. 

Bueno, el pueblo concienciado y la dirección del movimiento en sus manos. Pero ETA tenía otros planes. Se le iluminó el cerebro y secuestró al consul de Alemania en Donosti Eugen Beihl Schaeffer. Y claro, los obreros volvieron al trabajo. ¿Para qué seguir en el paro si ETA hacía lo que le salía de los cojones? 

ETA seguía el mismo principio ilustrado que los Bascongados: 'todo para el pueblo, pero sin el pueblo'.

seguirá >>>

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