miércoles, 26 de octubre de 2011

Euskadi, ETA: recuerdos personales (1)

1969. Marché a Euskadi. A trabajar.  Quería conocer España. Era otoño. Salí con tiempo soleado, temperatura agradable y llegué con tiempo lluvioso a Donosti. Y con zapatillas. Cestona, en el valle del Urola, mi destino. Y hacia allá marchamos mi padre (que me acompañó en el viaje) y yo. Mientras mi progenitor espera en el Bar Coyote, voy al Ayuntamiento. Hablan en euskera. Apenas me atienden.  La escuela, dicen, es de un patronato de la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Cuando llego al bar le cuento a mi padre lo que he observado y lo que me han dicho. Me mira y me contesta:


-Pues, por aquí, han pasado cientos de obreros, ya que salen a comer del trabajo, y de todos ellos dos o tres han pedido el vino en castellano, los demas en vasco. Tu crees que sabes mucho... pero estás asustado como recluta en la mili. A mi, sin embargo, me resulta todo familiar: cumplí el servicio en Pamplona.

En la escuela eramos 4: Arratibel el director, Juan Sánchez, (don Juan lo llamaban), Joaquín (otro compañero cuyo apellido no me sale) y yo. 


Un día -recuerdo- el director me preguntó si quería ir con él a un funeral. A Vergara. Y fui. Una manera, como otra cualquiera, de conocer la tierra vasca. 

-Aunque, le dije, soy de pocas iglesias. 

El templo abarrotado. Cuando acabó la misa salimos a la calle. Había muchísima gente reunida a las puertas de la iglesia. Arratibel se puso a caminar  muy deprisa -lo que me extrañó- y subimos rápidamente al coche. Me dice mientras arranca:

-Nos vamos rápido de aquí porque ahora empezará, como siempre, una manifestación. Y habrá jaleo.

-No te entiendo.

-Es que el muerto era de ETA. Un primo segundo. Y esos que están a la puerta, esperando a los que estábamos en misa, se manifestarán por la calle... ¿No los oyes ya?...

-Si, si... ¿Qué gritan?

-¿Zer ez kendu herria? ¡Amnistia! Presoak kalera, txakurra barrura! (o algo así)

-Eso lo entiendo menos

-Traducido quiere decir: ¿Qué pide o quiere el pueblo? Amnistia. Los presos a la calle y los policías a la cárcel.

La primera vez que oí hablar de ETA.

Arratibel era vasco, Juan Sánchez (don Juan) de un pueblo de Salamanca, Joaquín del mismo Salamanca y yo de un pueblo de Zamora.

Don Juan llevaba ya muchos años dando clases en Cestona. Decía ser republicano. Muy antivasco, por cierto. Y amigo de otro antivasco de extrema derecha: el veterinario. Daba gusto oirle hablar. Pero tenía un aire desconfiado. Mirar inquieto. Y continuamente recordando a su tierra castellana. Estudió derecho, estaba metido en el Ayuntamiento y desde allí influía en el pueblo. Nos contaba que, por su mediación, se le puso una calle a Pío Baroja. Don Pío estuvo en Cestona de médico. Lo cita en la novela 'César o nada'. Se entusiasmaba por ese gesto hacia el escritor vasco, regondeándose con el odio que despertó entre la clerigalla. Decía que el alcalde recibió cartas amenazantes de los jesuitas. 

-El pobre alcalde estuvo acojonado... ¡Que se jodan los jesuitas! La calle nombrada... ahí está. Y para siempre.

De tres hijos que tuvo uno se le ahogó en una presa. En Cestona, creo. Dos le quedaron: hija e hijo. De la hija no guardo en la memoria mas que dos cosas: la guapura y que se iba a casar con una persona acomodada del pueblo. Del hijo, Juan Sánchez Sierra, si: era pequeño, cara cetrina, mirar atravesado, antipático, obrero en una fábrica o algo así. Creo que nunca nos dirigió la palabra, ni a Joaquín ni a mi. Sabía y hablaba euskera. Txiquiteaba en cuadrilla. Como cualquier cestuarra de toda la vida. Afiliado al sindicato ELA. Años después supe que, a don Juan, ETA le tiró unos tiros. Para asustarlo, comentaron. Objetivo: que se largara de Euskadi. Y retornó a Salamanca. Inmediatamente, según me dijeron. 


Mas tarde su hijo sería asesinado por ETA. No sé por qué. Me refiero a qué razones arguyó esta organización para matarlo. Una tragedia tremenda para esa familia, supongo. No supe nunca mas de don Juan. Tenía gracia hablando y le gustaba la caza.

seguira >>>

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