Cuántas llamas
Por Violeta Rangel
Cuántas llamas alcanzan esas tardes,
cuánto necio echándose a los trenes:
un yonqui destejaba nuestros brazos,
Garfio, el pirata, era tu nena.
Allí, empapados, sucios, consumidos,
iniciamos alcoles diferentes:
una piedra para ti cayó del cielo;
en un charco de luz negra me desangro.
¿No me ves hendido por entero en esta máscara,
ajado como un trapo de envolver sillas antiguas?
Sólo a veces regreso a desandar aquellos barrios
donde avanza contra mí mi propia sombra.
Es ella la que siempre oculta el fuego:
en él el bonzo aquel que quise ser,
que nunca he sido.
Violeta C. Rangel (Sevilla)
EN 'CAMINAR CONOCIENDO' Nº 9, PAG. 34
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